sábado, 15 de agosto de 2015

Rubem Fonseca / El cuerpo de Aspásia


Rubem Fonseca
BIOGRAFÍA
EL CUERPO DE ASPÁSIA

Lo que se dice gustar, a mí sólo me gustó Aspásia, me empezó a gustar a los quince años, en la época en que ayudaba a Justino, el Mago. Después que dejé de trabajar en el circo sólo vi a Aspásia una vez más, cinco años después. Esos cinco años los pasé sin entregar mi fuerza, como dijo o habría dicho Alain, a ninguna mujer. Dejé de trabajar como auxiliar de mago y decidí cambiar de vida luego de que Aspásia rechazó la primera proposición que le hice. Dijo: Crece y vuelve; me humilló, se rió de mí —tenía un diente de oro, hasta aquel día lo descubrí. Nunca vi un cuerpo igual al suyo, ni en el circo, ni en la playa, ni en el Baile Municipal, ni en el cine, ni en las revistas de fotografías. Todo él era del mismo color. Bajo el brazo, en el cuello, en la barriga, en las rodillas, todo del mismo color, de teja vieja. La carne estaba agarrada a los huesos, hecha de músculos que no se veían; las nalgas y la parte de los muslos abajo de las nalgas eran firmes; es ahí donde debe verse el cuerpo de una mujer, ningún otro lugar puede indicar mejor la resistencia y el futuro de la carne, cómo es o será, su forma y su tejido, en la mujer adulta.


Rubem Fonseca, “El enemigo”, Los prisioneros (1963)



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