miércoles, 29 de enero de 2020

Anónimo / La cacerolilla



Anónimo
LA CACEROLILLA

Éste era un apuesto joven que se fue a un poblado vecino para visitar a una nueva pretendida con la que aspiraba a casarse en un tiempo breve. La joven pretendida al ver al muchacho que se presentó ante ella, también se quedó encantada y muy ilusionada. Durante el viaje del chico, la pareja iba a todas partes juntos y ayudaba a la familia en todo; pero una vez finalizada la jornada, como era costumbre en este primer tiempo de observación del pretendiente, se dormían en habitaciones separadas. Por lo que durante la última noche, ella burló el control de sus padre y entró en la habitación de su pretendiente para llevarle algo de mêndjahá (bambucha) dentro de una pequeña olla que era la más apreciada por su madre entre todas las que tenía, así también aprovecharía para charlar un poco con su amante, ya que éste iba a salir temprano de regreso a su poblado. Al quedarse a solas, el chico consumió el contenido de la olla y se acostó; pero a mitad de una noche fría, oscura y terrorífica con los cantos de muchos búhos y lechuzas afuera, le atacó una fuerte diarrea que no le dio más alternativas que defecar en la olla, la cual tapó bien y metió debajo de la cama. Al segundo canto de los gallos, se levantó el chico y tocó en la ventana de la habitación de su amante para despedirse y le dijo:"Nchama, ya me marcho; si me quisieras, en la cacerolilla, si no me quisieras, en la cacerolilla". La chica no entendió nada pero como estaba presa de la somnolencia, volvió a caer en un sueño profundo. Pasaban los días y la madre se enfurecía cada vez más en busca de la pequeña olla hasta que ella inspeccionó a fondo la habitación de huéspedes y la encontró con su contenido. En vez de alarma a todos, esperó la noche para sacarla y llevarla al río, donde la limpió y con la arena la dejó brillante como nueva. El joven a su vez, llegó en su poblado muy preocupado, seguro de haber perdido ya el amor de la joven. Pero pronto recibió un mensaje tranquilizador de boca de un transeúnte que le dijo: la joven Nchama me ha dicho que le diga a usted:"te quiero fuera y dentro de la cacerolilla, deseo verte pronto".







lunes, 20 de enero de 2020

Mark Twain / Eva


Ojos traicioneros
Bogotá, 2020
Foto de Triunfo Arciniegas

Mark Twain
EVA

              Donde quiera que estaba ella era el paraíso.






miércoles, 1 de enero de 2020

Lucia Berlin / Día de lluvia



Lucia Berlin
DÍA DE LLUVIA

Joder, cómo se pone de borrachos y drogotas el centro de desintoxicación cuando llueve. Estoy harto de estar en la calle, ¿sabes? La parienta y yo fuimos a las gradas... Se está bien allí, muy tranquilo y con un montón de espacio. Entonces empezó a llover y ella se echó a llorar. Yo le pregunté, ¿qué pasa, cielo? ¿Qué pasa? ¿Y sabes lo que me dijo al final? "Todas las colillas del suelo se están mojando." Me crucé y le solté un guantazo. Se puso como loca, la pasma se la llevó al calabozo y a mí me trajeron aquí. Puedo aguantar en el dique seco. El problema es que cuando se me pasa la mona me pongo a pensar. Nada más bebo para tapar esa voz.  Mierda, ¿y si fuera batería en una banda? La última vez que estuve aquí había una de esas revistas científicas, creo que era Psychology Today, y hablaba de los borrachos desahuciados. Demostraba que los alcohólicos pensaban más. Decía que sacaban mejor puntuación en las pruebas que la gente normal y eran mejores en retentiva. Había una sola cosa en la que sacaban mala puntuación, se les daba de pena, pero no me acuerdo qué era.

Lucía Berlín
Una noche en el paraíso