lunes, 31 de enero de 2022

William Somerset Maugham / Hermanos

Ilustración de Gastón René Moreno

 

William Somerset Maugham
BIOGRAFÍA
HERMANOS

Los dos ya están muertos. Eran hermanos. Uno era pintor y el otro médico. El pintor estaba convencido de que era un genio. Era arrogante, irascible y vano, y despreciaba a su hermano por filisteo y sentimental. Pero no ganaba prácticamente nada y se hubiera muerto de hambre si no hubiese sido por el dinero que su hermano le daba. Lo más extraño era que, bajo aquel aspecto tosco y de modales de hombre malhumorado, pintaba cuadros muy bonitos. De vez en cuando conseguía hacer una exposición y siempre vendía un para de telas. Pero nunca una más. Al fin el médico acabó convenciéndose de que su hermano no tenía nada de genial, sino que era un pintor de segundo orden. Después de todos los sacrificios que había hecho, fue éste un golpe duro. Se guardó su descubrimiento para él. Después murió, dejándole a su hermano cuanto poseía. El pintor encontró en casa de su hermano todos los cuadros que había vendido a desconocidos clientes durante veinticinco años. Al principio no pudo entenderlo. Después de reflexionar encontró una explicación: su astuto hermano había querido hacer una buena inversión de dinero. 

1933.

W. Somerset Maugham
Carnet de un escritor
Plaza & Janes, Barcelona, 1961, pp. 227-228


viernes, 28 de enero de 2022

William Somerset Maugham / En una taberna




William Somerset Maugham
EN UNA TABERNA

Estábamos sentados en una taberna de Capri cuando entró Norman y nos dijo que T. estaba a punto de suicidarse. Quedamos impresionados. Norman manifestó que cuando T. le dijo lo que iba a hacer no vio razón para disudirlo. "¿Vas a hacer algo?", le pregunté. "No", contestó, y encargó una botella de vino y esperó a oír la detonación.

1915.

W. Somerset Maugham
Carnet de un escritor
Plaza & Janes, Barcelona, 1961, p. 97


jueves, 27 de enero de 2022

William Somerset Maugham / Una mujer desgraciada



William Somerset Maugham

BIOGRAFÍA

UNA MUJER DESGRACIADA

Era rica, admirada, tenía éxito y muchos amigos. Hubiera podido ser una mujer feliz, pero no lo era; era desgraciada, nerviosa, descontenta. Los sicoanalistas no podían hacer nada por ella. No podía decirles lo que tenía porque ella mismo lo ignoraba. Iba en busca de su tragedia. Entonces se enamoró de un aviador, mucho más joven que ella, y fue su amante. Era piloto de pruebas y un día, mientras ensayaba un motor, éste sufrió una avería y el avión se estrelló. Murió ante sus ojos. Sus amigos temieron que se suicidase. Pero nada de esto. Fue feliz, engordó y estuvo contenta. Ya tenía su tragedia.

W. Somerset Maugham
Carnet de un escritor
Plaza & Janes, Barcelona, 1961, p. 291

miércoles, 26 de enero de 2022

William Somerset Maugham / La marcha

  




William Somerset Maugham

BIOGRAFÍA

LA MARCHA



A la entrada del muelle las mujeres asedian a los transeúntes ofreciéndoles collares de flores o de papel tela amarillo, que ponen en el cuello de los que se van. Los pasajeros lanzan desde el barco serpentinas a los que se quedan en tierra, y los flancos del navío se alegran con las cintas de papel amarillas, verdes, azules y violeta. La orquesta toca el "Aloha Oe", y en medio de los gritos de adiós, el barco, rompiendo las serpentinas, se va alejando lentamente.


W. Somerset Maugham
Carnet de un escritor
Plaza & Janes, Barcelona, 1961, p. 103

martes, 25 de enero de 2022

William Somerset Maugham / Honolulú



William Somerset Maugham
HONOLULÚ

Cuando el barco abandona Honolulu, te cuelgan alrededor del cuello guirnaldas de flores de dulce olor. El muelle está abarrotado y la banda toca una melodía hawaiana. La gente a bordo lanza serpentinas de colores a los que están abajo, y el costado del barco se ve alegre con las finas líneas de papel, rojo y verde y amarillo y azul. Cuando el barco se aleja lentamente, las serpentinas se rompen suavemente, y es como si se rompieran los lazos humanos. Hombres y mujeres se unen por un momento con una tira de papel de colores alegres, rojo y azul y verde y amarillo, y luego la vida los separa y el papel se rompe, tan fácilmente, con un pequeño chasquido agudo. Durante una hora los fragmentos se arrastran por el casco y luego se desprenden. Las flores de tus guirnaldas se marchitan y su olor es opresivo. Las arrojas por la borda.


lunes, 24 de enero de 2022

Raúl Brasca / Amor





Raúl Brasca
AMOR


I
A ella le gusta el amor. A mí no. A mí me gusta ella, incluido, claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por obra de un sentimiento equívoco y de otro equivocado. Somos felices.

II
Pretende que yo estoy enamorada del amor y que a él sólo le interesa el sexo. Dejo que lo crea. Cuando su cuerpo me estremece, lo atribuye a sus muchas palabras. Cuando mi cuerpo lo estremece, lo atribuye a su propio ardor. Pero me ama. Y no lo saco de su engaño porque lo amo. Sé muy bien que seremos felices lo que dure su fe en que no nos amamos.

viernes, 21 de enero de 2022

Raúl Brasca / Caracol



Raúl Brasca
CARACOL

Se puso el caracol en el oído y oyó el ruido del mar mientras la tarde espléndida se oscurecía y el aire diáfano se volvía agua. Cuando vio pasar un pez frente a sus ojos pensó que se ahogaría y, rápidamente, separó el caracol de su oreja. La luz volvió y el agua se hizo aire transparente. Aliviado, respiró hondo y se pasó la lengua por los labios húmedos que aún conservaban restos de sal.



martes, 18 de enero de 2022

Beta Valenzuela / Windows

 



Beta Valenzuela
WINDOWS

A pesar de todo lo que se diga, Windows está bien hecho. Escribes una carta, o la recibes, la lees, la analizas, la interpretas, dejas que lo que está escrito en ese papel, que ni siquiera es un papel sino unas líneas sobre fondo blanco en una pantalla, se meta en tu cabeza, actúe como un desatascador, acabe con tus defensas, dejas que en cierto modo te purifique, que arrastre cuanto se encuentre a su paso. Y entonces, pulsas el botón eliminar, porque sabes que eso es lo que tienes que hacer, eliminarlo, no verlo más. Y Windows, que a pesar de las críticas está bien hecho, envía el documento a algo llamando papelera de reciclaje, por si acaso te arrepientes, por si acaso quieres volver a leerlo por última vez, y te permite la opción de "reestablecer", y tu lo reestableces, y lo vuelves a leer y vuelves a llegar a la conclusión de que tienes que eliminarlo, y lo eliminas, y luego te vas a la papelera de reciclaje y pulsas el botón derecho de tu ratón, y te aparece la opción de "vaciar la papelera de reciclaje", y eso es lo que haces, y te pregunta si estás segura de que lo que de verdad quieres es vaciar la papelara de reciclaje, eliminar ese elemento de forma permanente, sabiendo que no habrá vuelta atrás, que cuando lo que elimines lo eliminarás para siempre, y te lo piensas un segundo más pero ya has tomado una decisión, y aprietas el gatillo, y cierras los ojos, y pulsas que sí, y entonces escuhas el sonido con el que windows te anuncia que acaba de vaciar la papelera de reciclaje, que es un sonido como de cristales que se rompen, porque es eso lo que acaba de pasar, que se han roto un montón de cristales a través de los cuales ya nunca podrás volver a mirar. Y te sientes vacía.



sábado, 15 de enero de 2022

István Örkény / Aves

 


István Örkény
AVES

- Mi arte tiene que ver con los animales -dije.

- ¿Qué sabe hacer?

- Imito sonidos de aves.

- Lamentablemente -dijo, displicente -eso ya ha pasado de moda.

- ¿Cómo? ¿El arrullo de la tórtola? ¿El silbido del gorrión de campo? ¿El piar de la codorniz? ¿El chillido de la gaviota? ¿El canto del ruiseñor?

- Demodé -dijo el director aburrido.

Eso me dolió. Pero creo que no se me notó nada.

- Hasta la vista -dije cortésmente, y salí volando por la ventana abierta.



miércoles, 12 de enero de 2022

José Emilio Pacheco / Los conspiradores



José Emilio Pacheco
LOS CONSPIRADORES

No queremos dejarla en paz. Antes de suicidarse, B llamó a sus amigos. No dijo lo que intentaba ni alcanzamos a imaginarlo. B no había hecho simulacros ni ensayos generales. Nadie acudió al llamado. El abandono es injustificable. Pero, como es de suponerse, tenemos paliativos, coartadas. El teléfono suena a medianoche. Hay sobresaltos. No somos los que fuimos. Ahora cada uno tiene deberes y necesidad de levantarse temprano.

El suicidio es una crítica radical a nuestro modo de vida y, en primer término, un asesinato simbólico. Todos sentimos que matamos a B, y ella, en venganza, acabó con nosotros. Nos sobrevaloramos al pensar que una palabra nuestra, un gesto solidario, los consuelos de la filosofía cristiana o estoica, la esperanza de la revolución mundial, la memoria de los buenos momentos en compañía, el despliegue de nuestras propias humillaciones y fracasos, un sarcasmo oportuno y escarnecedor… algo hubiera bastado para conjurar el suicidio.

Más que en nuestro íntimo sufrimiento, en estas maniobras se revela el horror de estar vivo. Nos sentimos tan culpables que nadie quiere cargar al culpa.

Entre habladurías y reproches directos, sostenemos una campaña cerrada para que alguno de nosotros expíe el remordimiento colectivo –y le haga a B en la muerte la compañía que no supimos hacerle en vida.



domingo, 9 de enero de 2022

Ramón Eder / El alma

Ilustración de Robert Schmid

Ramón Eder
EL ALMA


Se le cayó el alma a los pies, se agachó, la cogió y se la puso otra vez en su sitio.



sábado, 1 de enero de 2022