Beta Valenzuela
WINDOWS
A pesar de todo lo que se diga, Windows está bien hecho. Escribes una carta, o la recibes, la lees, la analizas, la interpretas, dejas que lo que está escrito en ese papel, que ni siquiera es un papel sino unas líneas sobre fondo blanco en una pantalla, se meta en tu cabeza, actúe como un desatascador, acabe con tus defensas, dejas que en cierto modo te purifique, que arrastre cuanto se encuentre a su paso. Y entonces, pulsas el botón eliminar, porque sabes que eso es lo que tienes que hacer, eliminarlo, no verlo más. Y Windows, que a pesar de las críticas está bien hecho, envía el documento a algo llamando papelera de reciclaje, por si acaso te arrepientes, por si acaso quieres volver a leerlo por última vez, y te permite la opción de "reestablecer", y tu lo reestableces, y lo vuelves a leer y vuelves a llegar a la conclusión de que tienes que eliminarlo, y lo eliminas, y luego te vas a la papelera de reciclaje y pulsas el botón derecho de tu ratón, y te aparece la opción de "vaciar la papelera de reciclaje", y eso es lo que haces, y te pregunta si estás segura de que lo que de verdad quieres es vaciar la papelara de reciclaje, eliminar ese elemento de forma permanente, sabiendo que no habrá vuelta atrás, que cuando lo que elimines lo eliminarás para siempre, y te lo piensas un segundo más pero ya has tomado una decisión, y aprietas el gatillo, y cierras los ojos, y pulsas que sí, y entonces escuhas el sonido con el que windows te anuncia que acaba de vaciar la papelera de reciclaje, que es un sonido como de cristales que se rompen, porque es eso lo que acaba de pasar, que se han roto un montón de cristales a través de los cuales ya nunca podrás volver a mirar. Y te sientes vacía.
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