Hubert Shelby
TRALALA II
Caminó dando bandazos hacia el metro y se dirigió a Brooklyn, maldiciendo, jurando, con el sudor trazando surcos en la porquería de su cara. Subió los tres escalones hasta la puerta y durante un momento se sintió decepcionada porque la puerta no estaba cerrada y no podía abrirla violentamente. Se detuvo un segundo a la entrada, lanzó una ojeada a su alrededor, y luego se dirigió al fondo donde estaban sentados Ruthy, Annie Waterman y un marinero. Se paró al lado del marinero, se inclinó encima de él y sonrió a Annie y Ruthy. Luego pidió una copa. El barman la miró y preguntó si tenía dinero. Tralala le contestó que se ocupara de sus asuntos. Este amigo mío me va a invitar. ¿Verdad que sí, guapo? El marinero se echó a reír y sacó un billete y le sirvieron la copa y ella se burló de aquel hijoputa de barman tan ignorante. Valiente asqueroso de mierda. Annie la llevó aparte y le dijo que si trataba del quitarle al cabrito le sacaría las tripas. Ruthy y yo nos iremos en cuanto aparezca el amigo de Jack y si me jodes el plan te vas a arrepentir, por mis muertos. Tralala se soltó el brazo y volvió a la barra y se apoyó en el marinero frotando las tetas contra su brazo. El marinero rió y le dijo que terminara su copa. Ruthy le dijo a Annie que la ignorase. Fred vendrá enseguida y nos iremos, y se pusieron a hablar con Jack y Tralala interrumpió su conversación y se burló de Annie esperando que montase en cólera cuando Jack se fuera con ella y Jack se reía de todo y daba puñetazos en la barra y pagaba las copas y Tralala sonreía y bebía y en el jukebox sonaban canciones de country y algún blues ocasional, y los neones rojos y azules parpadeaban alrededor del espejo de detrás de la barra y los soldados, marineros y putas de las mesas y la barra hablaban a gritos y reían y Tralala levantó su vaso y dijo de un trago, y luego dejó el vaso en la barra y se frotó las tetas contra el brazo de Jack y éste la miró preguntándose cuántos puntos negros tendría en la cara y si aquel grano grande de la mejilla le iba a reventar y dijo algo a Annie y luego soltó una risotada y le dio un cachete en el culo y Annie sonrió y cogió la cuenta de Tralala y la caja registradora hizo cling y el humo lo llenaba todo y Fred llegó y se unió al grupo y Tralala pidió otra copa a gritos y preguntó a Fred si le gustaban sus tetas y éste se las tocó con el dedo y dijo parecen de verdad, y Jack dio un puñetazo en la barra y rió y Annie insultó a Tralala y trató de que se fueran y ellos dijeron quedémonos un rato, lo estamos pasando bien, y Fred guiñó el ojo y alguien tropezó con una mesa y un vaso cayó al suelo y Tralala abrió la bragueta de Jack y sonrió y él la cerró cinco, seis, siete veces riendo y mirando el grano, y las luces parpadeaban y la caja registradora hacia cling cling y Tralala le dijo a Jack que tenía unas tetas muy grandes y él dio un puñetazo en la barra y rió y Fred guiñó un ojo y rió y Ruthy y Annie querían irse antes de que algo les jodiera el plan y se preguntaban cuánto dinero tendrían y les molestaba ver cómo lo gastaban invitando a Tralala y Tralala bebía las copas de un trago y pedía más a gritos y Fred y Jack reían y se guiñaban el ojo y daban puñetazos en la barra y cayó otro vaso al suelo y alguien se quejó porque se había quedado sin cerveza y dos manos luchaban por subir por debajo de una falda y Tralala les echaba humo a la cara y alguien se durmió y la cabeza se le dobló encima de la mesa y otro agarró la cerveza antes de que cayera y Tralala estaba encantada, lo había conseguido, era capaz de quitarle el maromo a Annie o a quien fuera y tomó otra copa de un trago y la bebida le resbaló por la barbilla y se colgó del cuello de Jack y frotó su pecho contra su mejilla y él levantó la mano y le manoseó las tetas y soltó una risotada y Tralala sonrió y oh, lo había conseguido y podía mearse encima de todos aquellos hijoputas y había quien hacía hasta un kilómetro para conseguir una sonrisa suya y otro apartó al borracho de la mesa y lo dejó junto a la puerta de atrás y Tralala se levantó el jersey y se cogió las tetas con las manos y reía, reía, reía, y Jack y Fred soltaban vivas y el barman le dijo a Tralala que se tapara aquellas jodidas cosas y se largara de allí y Ruthy y Annie se guiñaron un ojo y Tralala se volvió lentamente haciendo dar saltos a las tetas con la mano y exhibiéndolas con orgullo y sonreía y hacía dar saltos al par de tetas más grandes de todo el mundo con las manos y alguien gritó que si eran auténticas y Tralala se las frotó contra la cara y todos rieron y cayó otro vaso al suelo y los tipos se levantaron a mirar y sacaron las manos de debajo de la falda y echaron cerveza encima de las tetas de Tralala y alguien gritó que acababan de bautizarlas y la cerveza se le deslizó por el estómago y caía gota a gota de sus pezones y ella le pegó con las tetas en la cara y alguien gritó vas a ahogarlo con ellas… Vaya un modo de morir… Oye, ¿y el postre para cuándo?… Ya te he dicho que te taparas esas jodidas cosas, maldito hipopótamo, y Tralala le dijo que tenía las tetas más bonitas del mundo y cayó encima del jukebox y la aguja rayó el disco y alguien gritó todo tetas, sí, pero nada de coño, y Tralala le dijo que viniera a vérselo y un soldado borracho se levantó de una mesa y dijo vamos a verlo, y cayeron vasos al suelo y Jack tiró su taburete y cayó encima de Fred y se quedaron colgados de la barra riendo histéricamente y Ruthy esperaba que no la echaran a la calle porque el asunto prometía y Annie cerró los ojos y se rió aliviada de que no tuvieran que preocuparse de Tralala y de que ellos no hubieran gastado demasiado dinero y Tralala todavía hacía dar saltos a sus tetas en las palmas de la mano volviéndose a todos cuando dos o tres la arrastraron a la puerta por el brazo y ella gritó a Jack que viniera y que follaría con él como le apeteciera y no como aquella cacatúa con la que estaba y alguien gritó allá vamos, y arrastraron a Tralala escalones abajo y se hizo daño en los tobillos y gritó pero los tipos seguían tirando de ella por el brazo y Jack y Fred seguían agarrados a la barra muertos de risa y Ruth se quitó el mandil disponiéndose a marcharse antes de que pasara algo que les estropease el plan y los diez o quince borrachos arrastraron a Tralala hasta un coche abandonado en un descampado de la esquina de la calle Cincuenta y siete y le arrancaron la ropa y la empujaron dentro y unos cuantos se pelearon para ver quién iba ser el primero y por fin se formó una especie de cola y todos gritaban y reían y alguien gritó a los chicos que estaban al final de la cola que fueran por cerveza y fueron y volvieron con latas de cerveza que se pasaban unos a otros y los que estaban en El Griego vinieron a ver y otros chicos del vecindario también miraban y esperaban y Tralala gritaba y les pegaba con las tetas en la cara cuando se le acercaban y las cervezas circulaban y los chicos dejaban coche y volvían a la fila y tomaban unas cervezas y volvían a esperar su turno y vinieron más tipos del Willies y alguien llamó al cuartel y aparecieron más marineros y sorchis y trajeron más cerveza del Willies y Tralala bebía cerveza mientras se la follaban y alguien preguntó si llevaban la cuenta y la espalda de Tralala estaba sucia y sudorosa y los tobillos le dolían por culpa del sudor y la porquería en las heridas que se había hecho en los escalones y cerveza y sudor goteaban de la cara de los tipos en la suya pero seguía gritando que tenía el par de tetas más grande del mundo y alguien le contestó claro que sí, guapa, y el culo, y vinieron más, cuarenta, puede que cincuenta, y se la follaban y volvían a la cola y tomaban unas cervezas y gritaban y reían y alguien gritó que el coche apestaba a coño, así que sacaron a Tralala y el asiento del coche y la tumbaron en el suelo y se quedó allí desnuda encima del asiento y sus sombras ocultaban sus granos y arañazos y ella bebía y se tocaba las tetas con la otra mano y alguien le aplastó la lata de cerveza en la boca y todos se rieron y Tralala le insultó y escupió un trozo de diente y alguien volvió a aplastarle otra lata y se reían y gritaban y el siguiente hizo lo mismo y esta vez le partieron el labio y la sangre le caía por la barbilla y alguien se la secó con un pañuelo empapado en cerveza y le dieron otra lata y bebió y gritó lo de sus tetas y le rompieron otro diente y la herida de los labios se hizo mayor y todos reían y ella reía y bebió más y más y pronto se desmayó y le dieron unas bofetadas y ella murmuró algo y volvió la cabeza pero no conseguían que reviviera así que continuaron follándosela mientras yacía inconsciente en el asiento y pronto se cansaron y la cola se deshizo y volvieron al Willies y a El Griego y al cuartel y los que estaban mirando y esperando su turno descargaron su frustración sobre Tralala y le hicieron trizas la ropa y le quemaron con pitillos los pezones y se mearon encima de ella y le metieron un mango de escoba en el coño; luego, aburridos, la dejaron allí tendida entre botellas rotas, latas oxidadas y basura y Jack y Fred y Ruthy y Annie subieron a un taxi todavía riendo y se asomaron a la ventanilla al pasar junto al descampado y lanzaron una ojeada a Tralala, que yacía desnuda cubierta de sangre, meados y semen y una pequeña mancha se formaba en el asiento entre sus piernas según la sangre iba saliendo de su coño y Ruth y Annie estaban contentas y completamente relajadas ahora que iban camino del centro y su plan no se iba a echar a perder y tendrían un montón de dinero y Fred miraba por la ventanilla trasera y Jack se partía de risa…
Hubert Selby
Última salida para Broklyn, 1964
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