Marian Engel / Una vez
Marian Engel
UNA VEZ
Una vez, tiempo atrás, los ainu de Japón separaron a un osezno de su madre y se lo llevaron para que lo amamantase una mujer. Se convirtió en un miembro de la aldea y se le honró con bondad y amor. En el solsticio de invierno, cuando tenía tres años, lo llevaron al centro de la aldea, lo ataron a un poste y, tras muchas ceremonias y disculpas, lo sacrificaron clavándole afilados palos de bambú. Se celebraron nuevas ceremonias, durante las cuales su madre humana lloró por él, y se comieron su carne.
Marian Engel
Oso
Impedimenta, Madrid, 2015, cap. 18
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