Triunfo Arciniegas
LA CEREMONIA DEL ADIÓS
La carne muerta no es lo suyo. Nos devora despacio, tanto que una semana después nadie podría reconocerse frente al espejo. Si hubiera espejos. Si hubiera luz. Nos ha repartido en diversas y profundas cuevas. Sin piel, sin dedos, aún seguimos con vida, para deleite suyo, y percibimos la respiración pedregosa y el asqueroso aliento mientras prosigue la amorosa tarea de exterminarnos.
2 de febrero de 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario