Emma Reyes
LA NUEVA
Y mañana la misa será de Réquiem. Les pido que la ofrezcan por el alma de una de sus compañeras que ha muerto ayer. La mayor parte de ustedes solo la conocieron de vista, ni siquiera su nombre lo aprendieron, la llamaban la Nueva. Pero un grupo muy pequeño sí sabe bien quién era María. La pálida y transparente María, flaca, raquítica; su familia, cuando nos la trajeron, no nos dijeron que la niña era enferma, la pobre estaba loca. Se había metido en la cabeza la idea de que un muñeco que cargaba siempre era su hermanito. Hace dos días su familia la llevó a un paseo al río Bogotá. Ella quiso bañar su muñeco y se le deslizó de las manos y se fue al fondo. Cuando la familia se dio cuenta, ella ya se había echado de cabeza toda vestida a salvar su muñeco. Desgraciadamente no la alcanzaron a salvar. Solo ayer lograron encontrarla. En su mano tenía fuerte, fuerte apretado su muñeco...
Emma Reyes
Memoria por correspondencia
Bogotá, Laguna Libros, 2012, pp. 160-161
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