sábado, 30 de diciembre de 2023

Stephen King / Una historia de horror

 


Stephen King
UNA HISTORIA DE TERROR

¿Quieres empezar el año con una historia de terror?
Aquí la tienes: Empezamos el Año de los Muertos Vivientes con una fiesta.
¡Comimos caviar!
Luego nos comieron los zombis.

FIN


A HORROR STORY
by Stephen King

Want to start the year with a horror story? 
Here it is: We began the Year of the Walking Dead with a party. 
We ate caviar! 
Then the zombies ate us. 
THE END

2 January 2023



martes, 26 de diciembre de 2023

Jonathan Swift / La república de los perros



Jonathan Swift
LA REPÚBLICA DE LOS PERROS
Podemos observar en la república de los perros que todo el Estado disfruta de la paz más absoluta después de una comida abundante, y que surgen entre ellos contiendas civiles tan pronto como un hueso grande viene a caer en poder de algún perro principal, el cual lo reparte con unos pocos, estableciendo una oligarquía, o lo conserva para sí, estableciendo una tiranía.


 


jueves, 21 de diciembre de 2023

Dan Rhodes / Fuji




Dan Rhodes
Fuji

Iolanthe es como el monte Fuji. De lejos es majestuosa y seductora, pero hay algo en ella que decepciona de cerca. Es lo que les confío a sus pretendientes siempre que aparecen con rosas y guitarras españolas. Cuando ella no me oye, les digo: «Si la conquistáis y me la arrebatáis, lo lamentaréis». Lo toman por una amenaza, pero entonces les susurro: «Sé que es preciosa, pero cuando la conoces bien, te das cuenta de que es no es para tanto». Ellos me preguntan por qué no la dejo si eso es cierto. Entonces empiezo a tartamudear. Y es que, sencillamente, no sé cómo explicarlo.



sábado, 16 de diciembre de 2023

Dan Rhodes / Pelusa

 


Ilustración de Tereza Šmucrová 



Dan Rhodes
PELUSA
Traducción de Daniel Weller


Xanthe me dejó. Descubrí su nueva dirección y le devolví la tetera que se había olvidado. Al día siguiente le llevé un libro que me había prestado. Encontré una caja de horquillas para el pelo y le llevé una cada día. Si no estaba en casa, la dejaba en el buzón con una larga carta en la que le explicaba cómo la había encontrado en el suelo. Cuando me quedé sin horquillas, le llevé, en equilibrio sobre el dedo, una pequeña bola de pelusa. «Recuerdo haberla visto caer de tu vestido una tarde», le dije. «Ese floreado tan bonito».





sábado, 9 de diciembre de 2023

Dan Rhodes / Desinterés




Dan Rhodes
Desinterés
Traducción de Daniel Weller

Para evitar que la intensidad de mi amor asustase a Skylark, decidí fingir desinterés. Me preocupaba que esa estrategia no estuviera funcionando; parecía aburrirle mi compañía y no dejaba de mirar el reloj como si estuviera impaciente por marcharse a otro sitio mucho mejor. No obstante, siempre acordábamos con total indiferencia volver a vernos. Cuando por fin un día, loco de amor, dejé caer que podríamos casarnos, se encogió de hombros y, bostezando, dijo: «Como quieras». Me sentí el hombre más afortunado del planeta. El sacerdote nos preguntó si estábamos dispuestos a amarnos y respetarnos toda la vida. Skylark respondió que por qué no, y yo dije que suponía que sí.


domingo, 3 de diciembre de 2023

Eduardo Berti / Noche de hotel




Eduardo Berti
Noche de hotel

El champán del minibar cuesta carísimo. Por eso mismo él tomó la resolución de hacer una breve escapada al supermercado que queda frente al hotel donde acaba de registrarse. Llueve y, volviendo al hotel, disimula la botella debajo del impermeable. Habitación 201. Sale del ascensor y avanza hacia la izquierda. El orden es decreciente: 206, 205, 204… Al principio no le asombra que entre la 202 y la 200 no haya ninguna puerta ni ningún indicio. Sin embargo, sabe bien que existe la habitación 201. Allí dejó sus pertenencias. Así que vuelve a recorrer el pasillo tres, cuatro veces… Misterio. Es como si la 201 se hubiese evaporado. Desde luego, lo normal sería bajar, presentarse en recepción y armar una especie de escándalo. Sin embargo, se toma todo con extraña filosofía. Por suerte tiene el dinero, el pasaporte y el pasaje de regreso en un bolsillo de su impermeable gris claro. Es algo que ha aprendido con el tiempo: siempre lleva encima estas cosas valiosas. Mientras tanto, en la habitación, dejó prendas de vestir, libros, un perfume y el cepillo de dientes. Cosas que pueden reemplazarse, reflexiona con frialdad, hasta que la botella fría bajo el abrigo (la punta de la botella que, como un dedo insolente, llama a la realidad) le recuerda que su mujer lo espera en la cama y es su noche de bodas. Su mujer, sí. En la inmensa cama king size de una habitación que ya no existe más.






viernes, 1 de septiembre de 2023

Triunfo Arciniegas / Millones de razones



Triunfo Arciniegas
MILLONES DE RAZONES

Habíamos montado la exposición como un favor. Las acuarelas no eran del todo malas, aunque carecían de un mérito especial. Es decir, estábamos ante un artista del montón, uno mediocre que no llegaría a ninguna parte. Un austriaco con un bigote ridículo. A cada rato olvidaba su nombre.
Por eso nos sorprendió tanto el hombre que compró todas las obras. Nos sorprendió la compra, por supuesto, y el hombre. Con una pinta que nunca habíamos visto. Un loco. Cerramos el negocio y nos dio la dirección. Nos hizo firmar un contrato de confidencialidad muy fácil de cumplir: no deberíamos revelar la identidad del comprador. Ni al artista ni a nadie.
        –Clientes anónimos –precisó. 
Cerrada la exposición, fui personalmente a entregar las acuarelas. Me sorprendieron las paredes desnudas. Ni siquiera había muebles. El hombre me ofreció un té y conversamos. Pasamos al whisky hasta que se nos oscureció. La conversación se había desbordado. Ya nos reíamos de cualquier cosa cuando le pregunté el interés por un artista tan mediocre.
–Tengo seis millones de razones –dijo.
–¿Seis millones?
–Más de cincuenta millones.
–Adolf Hitler le hace daño al arte –dije.
La frase no le convenía a mis intereses, pero tuve que decirla.
–El arte podrá soportarlo –replicó el hombre.
–Con el éxito de la exposición, está pintando como loco. Va a experimentar con el óleo y ya nos amenazó con otra exposición. 
–Compro todo.
        –Ese pobre Adolf Hitler será olvidado.
–Lo sé.
Me dijo que lo acompañara al jardín, donde encendió una hoguera. Pensaba en las costumbres tan raras de la gente cuando me preguntó si tenía predilección por alguna de las acuarelas.
–Ninguna.
–Entonces no importa el orden.
Trajo el primer lote de acuarelas y lo arrojó a la hoguera, entre risas. Le colaboré con el segundo y el whisky. Pronto estábamos brincando alrededor de la hoguera. A gatas fuimos por el último lote y otra botella. Y seguimos brincando.

1 de septiembre de 2023

Triunfo Arciniegas / La viuda del doctor Castillo

 



Triunfo Arciniegas
LA VIUDA 
DEL DOCTOR CASTILLO

Tan pronto abandonaron el cementerio, el hombre se atrevió a comentar el breve, ajustado y encendido vestido de la viuda. Se refugiaron en un café porque había comenzado a llover.

-El negro ya no es obligatorio -replicó la esposa.

-Está bien, pero casi estaba con los senos al aire.

-No le quitaste el ojo de encima.

-No digas eso, mujer.

Otra pareja llegó corriendo. Se sacudieron a la entrada, salpicando a los más próximos. El asunto iba para largo.

-Ella tampoco te despintó. Te tiene ganas.

-Exageras, como siempre.

-Si tú lo dices -suspiró la mujer.

Un muchacho apareció con el café y el agua arómatica.

-¿Sabes qué es lo raro? Nadie se le acercaba. Como si fuera invisible.

Ensimismado, el hombre tomó el primer sorbo. Quiso añadir algo, pero no encontró las palabras adecuadas o decidió que no le convenía el rumbo de la conversación.

-Lo raro es que apareciera, querido -remató la mujer-. Olvidas que murió hace casi cinco años, en el terremoto de Sacramento.


30 de agosto de 2023


miércoles, 30 de agosto de 2023

Triunfo Arciniegas / Tratado de la brevedad

 

The Invisible Man
Gary Cadima)


Triunfo Arciniegas
TRATADO DE LA BREVEDAD

Me juró amor eterno hace tres meses y diez días, en la azotea de la casa de los Linero, a mediados de septiembre, antes de las lluvias que tantas desgracias ocasionaron. Ahora hace lo mismo con otro y publica la foto de un viaje reciente para que haya constancia. Más alto, más apuesto, más joven. Se contemplan embobados mientras las palomas revolotean a su alrededor. Diecisiete palomas y fragmentos de otras tres. No envidio al hombre, aunque sé con precisión sus privilegios. Me pregunto si en medio de tanta miel sospecha su destino inexorable. No nos parecemos, pero así de feliz me veía entonces.

 

29 de agosto de 2023

lunes, 28 de agosto de 2023

Fleur Jaeggy / Gato

Nino, 2022
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Fleur Jaeggy 
GATO

    Observar a los demás siempre es interesante. En el tren, en los aeropuertos, en las convenciones, mientras se hace cola, mientras dos personas están sentadas a una mesa; en suma, en todas las ocasiones en las que confluyen seres. También a los que no viajan o están muy solos se les ocurrirá salir media hora a la calle. Y observar un gato terriblemente absorto y atento al apuntar a la presa. O al apresarla. Quizá sea una mariposa, una hoja, un trozo de papel, un insecto. Cuando ha alcanzado el objetivo, de repente el gato se distrae. Los etólogos llaman a este movimiento Übersprung. Se produce poco antes del golpe mortal. Vemos al gato moverse y desplazar la presa como si fuera una pluma. Los últimos movimientos. La mariposa baila en su agonía. Vibra imperceptiblemente, lo bastante como para despertar aún el interés del gato. Y él se distrae. Se aleja. Con calma muta el rumbo. Muta el rumbo mental. Es como un momento muerto. La estasis. Parece que nada le interese. Parece haber olvidado las alas temblorosas que sólo unos instantes antes habían reclamado su total dedicación. Lo que antes le había poseído, como si hubiera sido una idea, un pensamiento. Ahora él se distrae. Mira a otro lado. Con la patita se frota el morro. Con la patita se rasca detrás de la oreja, inclinando la cabeza. Tiene muchas cosas que hacer. Ninguna de ellas tiene nada que ver con la de antes. Con la acción. El gato mira a otra parte. Está en otra parte. Es un movimiento estratégico. Forma parte de un mecanismo de precisión. En todo ello hay algo que recuerda las marionetas del cuento de Kleist. En la precisión del asalto, en la ligereza y agilidad. En el desapego, en la distancia. Tal vez también la mariposa y la hoja tengan a su vez el mismo momento de Übersprung. Como el gato. Se distraen de la agonía, se apartan de su muerte. De la idea de la muerte. Eso es lo que hace el gato. Se aparta él también de la agonía. Que ha inferido. No sabemos por qué ocurre, el que el gato mire a otro lado. Él lo sabe. Quizás, tal vez sea delectatio morosa ese Übersprung. El melancólico hecho de desprenderse de un vínculo con la víctima. Es volverse hacia otra parte, pasar a otra cosa, manifestar el gesto del desapego, como un adiós. La divagación del tema, la evasión de una palabra, y a la vez la caza de las palabras, el deshacerse de ellas: son otras tantas maneras mentales del hecho de escribir. Hay quien escribe gracias a la delectatio morosa. Thomas de Quincey, por ejemplo, una vez señaló el «dark frenzy of horror», el oscuro frenesí del horror.


martes, 22 de agosto de 2023

Fleur Jaeggy / Dos mujeres


Fleur Jaeggy
La sala aséptica

Una vez Ingeborg y yo hablamos de la vejez, ella sonreía al oír esa palabra, pero esa palabra no iba acompañada ni del corazón ni de una verdadera sonrisa. Yo imaginaba una longevidad sin muerte, una casa de campo, un muro, le describía la arquitectura exterior y la ataba con una cuerda. Y un jardín entre los muros y todavía le decía nosotras dos. Estaba terriblemente convencida. La soberbia convicción de lo que no se cumple. Imaginábamos las visitas, los huéspedes y hablábamos de los nombres de los huéspedes, bebiendo un gin-tonic. Ella sentada en el sofá Biedermeier, de madera rubia —la tapicería a rayas, la mesa redonda Biedermeier con un jarro de flores parecían escuchar. Sin embargo, no me convencía del todo su participación, estaba amable y algo distraída. «¿No quieres que vayamos a vivir juntas cuando seamos viejas?» Yo insistía. Entonces Ingeborg (creo que para complacerme) asentía. Pero lo hacía como si no previera un futuro. Yo no hablaba de vejez como futuro, más bien como de una premonición, un temor... 

 La vejez, dijo, es horrible. Pero todo es horrible, le decía yo. Con una especie de alegría. Intentaba convencerla de que todo es realmente horrible (en aquel momento nuestras vidas no iban mal en absoluto) y no en broma. Entonces sus ojos irradiaban felicidad, y pasaron los años. Breves. Iba todos los días al Sant’Eugenio, unidad de grandes quemados. Dos veces entré en una sala que debía ser aséptica.


martes, 15 de agosto de 2023

Lydia Davis / Comentario doméstico

 




Lydia Davis
COMENTARIO DOMÉSTICO


    Debajo de toda esta suciedad
    el piso está realmente muy limpio.




lunes, 31 de julio de 2023

Julio Cortázar / Terapias


Julio Cortazar 
Terapias

Un cronopio se recibe de médico y abre un consultorio en la calle Santiago del Estero. En seguida viene un enfermo y le cuenta cómo hay cosas que le duelen y cómo de noche no duerme y de día no come.
-Compre un gran ramo de rosas -dice el cronopio.
El enfermo se retira sorprendido, pero compra el ramo y se cura instantáneamente. Lleno de gratitud acude al cronopio, y además de pagarle le obsequia, fino testimonio, un hermoso ramo de rosas. Apenas se ha ido el cronopio cae enfermo, le duele por todos lados, de noche no duerme y de día no come.



viernes, 28 de julio de 2023

Julio Cortázar / Secuencias

 


Julio Cortázar
Secuencias

Dejó de leer el relato en el punto donde un personaje dejaba de leer el relato en el lugar donde un personaje dejaba de leer y se encaminaba a su casa donde alguien que lo esperaba se había puesto a leer un relato para matar el tiempo y llegaba al lugar donde un personaje dejaba de leer y se encaminaba a la casa donde alguien que lo esperaba se había puesto a leer un relato para matar el tiempo.



miércoles, 28 de junio de 2023

Angel Olgoso / Designaciones




Angel Olgoso
DESIGNACIONES

Levantó una casa y a ese hecho lo llamó hogar. Se rodeó de prójimos y lo llamó familia. Tejió su tiempo con ausencias y lo llamó trabajo. Llenó su cabeza de proyectos incumplidos y lo llamó costumbre. Bebió el jugo negro de la envidia y lo llamó injusticia. Se sacudió sin miramientos a sus compañeros y lo llamó oportunidad. Mantuvo en suspenso sus afectos y lo llamó dedicación profesional. Se encastilló en los celos y lo llamó amor devoto. Sucumbió a las embestidas del resentimiento y lo llamó escrúpulos. Erigió murallas ante sus hijos y lo llamó defensa propia. Emborronó de vejaciones a su mujer y lo llamó desagravio. Consumió su vida como se calcina un monte y lo llamó dispendio. Se vistió con las galas de la locura y lo llamó soltar amarras. Descargó todos los cartuchos sobre los suyos y lo llamó la mejor de las salidas. Mojó sus dedos en aquella sangre y lo llamó condecoración. Precintó herméticamente el garaje y lo llamó penitencia. Se encerró en el coche encendido y lo llamó ataúd.


miércoles, 14 de junio de 2023

Triunfo Arciniegas / Problemas

 


Triunfo Arciniegas
PROBLEMAS

Mis manos eran verdes y sabían a hierba. Devoré uno a uno mis dedos con hambre insaciable. El pensamiento de que me estaba devorando a mí mismo no me impedía continuar haciéndolo. Cuándo voy a parar, me pregunté. Mis manos comenzaban a desaparecer y mis diminutos dientes no paraban de arrancar pedazos. Me estoy comportando como un insecto, me dije. ¿O ya lo soy? Voy a desaparecer, me dije, e igualmente pensé que corría el mismo riesgo si dejaba de comer. Después de las manos, continué con mis brazos. La boca no me pertenecía: se comportaba como un animal ciego y salvaje. Me comí los brazos casi hasta los hombros. Luego ya ninguna parte de mí estaba al alcance de mi boca. Los muñones se me antojaron grotescos. Estoy en problemas. Continuar o parar la tarea de comerme no dependía de mí. La situación se salió de mis manos. Qué expresión tan ridícula. Ya no había manos. Si al menos apareciera alguien y me arrancara la cabeza. Si alguien me impidiera el tormento se seguir pensando. Había caído al piso y me revolcaba como una serpiente enloquecida. ¿Qué soy ahora? ¿Una bestia? ¿Todavía tengo un lugar en el mundo? No. ¿Pero cómo apartarme? ¿Cómo desaparecer del todo? Pensé que, si alguien tuviese la misericordia de acercar a mi boca otro pedazo, me despediría profundamente agradecido. Entonces me invadieron por igual la quietud y la oscuridad, y dejé de pensar.

26 de febrero de 2023

lunes, 12 de junio de 2023

Bernhard Schlink / Catástrofe

 


Bernhard Schlink
CATÁSTROFE
    Cuando por fin se acostaron juntos, fue una catástrofe. Ella tenía suficiente experiencia para esperar algo mejor, y demasiado poca para ayudarle a dar la talla. La torpeza de la primera vez puede superarse gracias a la seguridad que confiere el amor, pero él carecía de esa seguridad. Un día se quedaron escondidos en la piscina, detrás de los arbustos paralelos a la verja, después de la hora de cierre, y cuando los guardas acabaron de hacer la ronda, empezaron los besos, las caricias, el deseo, pero a él de repente todo le pareció falso. Nada era como debía ser. Era una traición a todo lo que amaba y había amado: le vino a la mente su madre, la amiga del abrigo de piel, la vecinita de los rizos pelirrojos y las pecas y la niña de la lagartija. Cuando llegó el momento, el engorro de ponerse el preservativo, su orgasmo demasiado rápido, sus intentos torpes de darle placer con la mano, que sólo consiguieron fastidiarla… Se arrebujó contra ella, buscando consuelo para su fracaso. Pero ella se levantó, se vistió y se fue. Él se quedó encogido mirando fijamente el tronco del arbusto bajo el que yacía, el follaje del año pasado, su ropa interior y las mallas de la verja. Oscureció. Cuando empezó a tener frío, siguió tumbado; tenía la impresión de que el frío lo curaría todo, igual que se cura una enfermedad sudando: el rato que habían pasado juntos, el cortejo, las vanas luchas de los últimos meses. Al final se levantó, se tiró al agua y nadó unos cuantos largos.

Bernhard Schlink
Amores en fuga



viernes, 9 de junio de 2023

Triunfo Arciniegas / Se prohíbe arrojar niños a los cocodrilos


Triunfo Arciniegas
SE PROHÍBE ARROJAR NIÑOS A LOS COCODRILOS

Había una vez una señora que arrojaba niños a los cocodrilos. Muy conocida, muy famosa. La entrevistaban con frecuencia no tanto por sus disparates como por su manera de hablar. Se tragaba las sílabas o retorcía las frases de tal manera que uno se moría de risa. Ella se sentía genial. Viajaba mucho. No se perdía el funeral de una reina o el matrimonio de una princesa, y no desaprovechaba las ocasiones para comer. Se dice que visitó al papa sólo porque le contaron que la comida del Vaticano era exquisita. En Venecia, la góndola que la paseó terminó hundiéndose. Los humoristas tuvieron material de sobra.

Era gorda pero se movía con sorprendente rapidez. Se veía tan inocente, además, tan incapaz de matar una mosca. Por otra parte, resultaba graciosa. Bailando, nadie retorcía el esqueleto o las carnes como ella. Las cámaras no se le despegaban del culo.

La afición de arrojar niños a los cocodrilos venía de muchos años atrás. Pero ahora la señora lo hacía con tal frecuencia que ya teníamos escasez de niños. Nadie le censuraba la afición sino la intensidad. Se le pidió moderación de una y otra manera, pero ella no parecía entenderlo. Las fábricas de niños no daban a basto. El propio marido, el presidente, se unió al coro de súplicas. La popularidad del mandatario había decaído no por la poca consideración con las fábricas precisamente, sino por el débil influencia sobre su propia mujer. Las malas lenguas decían que, si el presidente no era capaz de ordenar su propia casa, qué podía esperarse de su gobierno.

Podría pensarse que los únicos felices en estas circunstancias eran los cocodrilos. Pero no. Habían engordado como cerdos y presentaban problemas respiratorios. Dos o tres murieron de infarto. Algunos manifestaron con rabia que a este paso nos quedaríamos sin cocodrilos y otros replicaron que la desaparición de los cocodrilos terminaría la noble afición del lanzamiento de niños. El reabastecimiento de las criaturas era cuestión de tener paciencia. Discusiones de cantina que solían concluir con una botellazo en la cabeza.

¿Quiénes sobrevivirían? La mayoría apostó por los cocodrilos y unos cuantos por los niños. “Sin niños, no hay cocodrilos”, sentenció un filósofo, pasando por alto un detalke: no sólo de niños vivían los cocodrilos.

Para sorpresa de todos, se murió la señora. De gorda o de lo que sea. Los fanáticos de la señora culparon al presidente, entraron al palacio y secuestraron al mandatario. Se armó un alboroto espectacular, quemaron edificios y destrozaron a patadas los cajeros automáticos. Los muchachos arrojaron piedra a los policías, que respondieron con gases y chorros de agua.

¿Y el presidente? Se lo arrojaron a los cocodrilos. Los testigos cuentan con regocijo la historia. Perezosos, lentos, un tanto aburridos, se comieron al presidente y estuvieron vomitando dos o tres días. Casi se mueren.

2 de junio de 2023

jueves, 8 de junio de 2023

Per Olov Enquist / Margrethe

 

Per Olov Enquist
MARGRETHE

De todos los gobernantes de Dinamarca, pintados tan a menudo a caballo, Johan Friedrich Struensee fue seguramente el jinete más diestro y el que más amaba a estos animales. Cuando era conducido hacia el patíbulo en Ostre Faelled, el general Eichstedt, quizá como expresión de desprecio o de una sutil crueldad hacia el condenado, llegó a lomos de Margrethe, el caballo ruano de Struensee, al que él mismo había dado ese nombre tan poco común para un caballo. Pero si su intención era causarle más dolor aún al condenado, falló; a Struensee se le iluminó la cara, se detuvo, levantó la mano como queriendo acariciarle el hocico y una débil, casi feliz sonrisa, se le dibujó en el rostro, como si creyera que el caballo había venido a despedirse de él. 

Quiso acariciar al caballo, pero no pudo alcanzarlo. 


Per Olov Enquist
La visita del médico de cámara
Círculo de Lectores, Barcelona, 2002, p. 14


miércoles, 7 de junio de 2023

Triunfo Arciniegas / Lecciones de vuelo

 




https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=pfbid0PRRLJnNsmodpsDQhZg5AYMYi4MEbXdvduqvqseREsms2i2KuhV7rXxy5uf9aLqftl&id=100009248478190&mibextid=DcJ9fc

https://www.facebook.com/reel/536071581886576?fs=e&s=2dNYbT


Triunfo Arciniegas
LECCIONES DE VUELO

Llegó descamisado, descalzo, con las alas rotas, y no sólo se las remendé y se las planché para que se vieran bien bonitas, sino le arreglé la barba y los cabellos, le lavé los pies y le recorté las uñas, le di toda la ropa de mi difunto marido y le enseñé a montar en bicicleta. Le pregunté qué más quería, mi señor, qué le hacía falta. “El paraíso”, suspiró, contemplando el jardín. No dijo nada más, pero me pareció que era feliz. Me sentí afortunada, bendecida. Después de un santo marido, del mismo cielo me caía un ángel. Los dioses recompensan a las mujeres buenas. Luego de tantas lágrimas y la certeza de que dormiría sola el resto de mis días, andaba embobada y loca, escurriendo la baba. Levitaba. Yo, no él, que apenas trataba. Lo vi brincar y aletear en los pasillos, tropezar y caerse mañana tras mañana, riéndose. La negra María Luisa lo ayudaba a levantarse y él la llenaba de besos, agradecido. La muchacha le preparaba unos caldos de pescado espectaculares y él le besaba las manos milagrosas. Trapeaban juntos, lavaban las sábanas y las colgaban en las cuerdas, entre bromas, empujándose, fingiendo caídas y abrazándose. Qué feliz se veía. Qué estúpida fui. Qué ciega. Al final, se voló con la muchacha y me robó la plancha.

7 de junio de 2023


sábado, 13 de mayo de 2023

Triunfo Arciniegas / La fábula del lobo y la oveja



Triunfo Arciniegas
LA FÁBULA DEL LOBO Y LA OVEJA

¿Usted, ovejita, le cree al lobo? ¿Usted acostumbra creer en las promesas de los lobos en campaña? Usted es otra oveja del montón si cree que el lobo cumplirá algún día la promesa de volverse vegetariano. Me pregunto cuántas veces ha sido trasquilada, ovejita, y todavía no aprende.

Mientras el lobo y sus secuaces viven sabroso en los palacios, entre almohadones de plumas y fiestas suntuosas, devorando platos que usted sólo conoce por las revistas de vanidades y bebiendo vinos cuyo nombre ni siquiera sabe pronunciar, usted se muere de hambre y de frío, ovejita.

Mientras los elegidos disponen de helicópteros -amarrados como burros en el patio- para contemplar las nubes y viajes gratuitos a todas las partes del mundo, las promesas flotan como globos sin dueño en un país de alfileres y tarde o temprano explotan en su propia cara.

MORALEJA: Diga lo que diga, el lobo siempre se come a la oveja.


10 de mayo de 2023



domingo, 30 de abril de 2023

Triunfo Arciniegas / Hombres recién nacidos

 



Triunfo Arciniegas
HOMBRES RECIÉN NACIDOS

Las guerras, los odios y las envidias provocaron una espantosa escasez de maridos. Las mujeres derramaban sus más amargas lágrimas en los ríos del atardecer. La verdad, no se encontraba un hombre ni para un remedio. De vez en cuando aparecían algunos justamente en las orillas de los ríos, no en el agua sino en la tierra todavía húmeda. Las mujeres escarbaban con sus manos, desnudas, y si había suerte, corrían con el hombre a las espaldas y en casa lo limpiaban con la lengua y el alma pendiente de un hilo. Así, poco a poco, como recién nacidos, los hombres volvían a la hoguera de unos muslos abiertos, al divino temblor de unos pechos, a la embriaguez de unos largos e infinitos cabellos. Así, tan dulcemente, volvían al animal sediento de la vida.

Bogotá, 26 de abril de 2023

martes, 11 de abril de 2023

Triunfo Arciniegas / Breve tratado de la ausencia

 

Ilustración de Yuval Robichek

Triunfo Arciniegas
BREVE TRATADO 
DE LA AUSENCIA
Ya casi no quedan rastros. He borrado sus frases de amor de las paredes, he recogido una blusa manchada, una falda rota, un arete huérfano. He lavado las sábanas tres veces y he roto algunas fotografías. Nada he podido hacer con el aire perfumado, ciertos atardeceres y los sueños traicioneros. Los pájaros todavía viven felices en el árbol del patio. Se duermen temprano y madrugan con su alboroto intenso y desconsiderado, como si aquí no hubiera pasado nada. Barro todos los días y la casa se ve bastante limpia, casi impecable, pero el corazón sigue sucio de pena. Las lágrimas que escondo debajo de la alfombra crujen como hojas secas. A las visitas les divierte el ruido. Pasan una y otra vez sobre la alfombra. Saltan como niños hasta que caen muertos de risa.

3 de abril de 2023




miércoles, 15 de marzo de 2023

Angel Olgoso / Cuenta atrás


Angel Olgoso
CUENTA ATRÁS

Siete decenios. Seis trabajos. Cinco infidelidades. Cuatro operaciones. Tres hijos. Dos latidos. Un suspiro.



domingo, 12 de marzo de 2023

Ángel Olgoso / El misántropo

 



Ángel Olgoso
EL MISÁNTROPO

Don Celso Filgueira convocaba la antipatía de todos los vecinos de Ribadeo. Confundían su pereza verbal con arrogancia y la justa cordialidad con desprecio. Recelaban de su negativa a copas y cafés y de su timidez bronca que no se paraba en hipocresías. El malentendido es la ley de gravitación de los solitarios. Cuando don Celso murió, todos consideraron para sí a aquel sujeto insociable una especie de lobezno muerto y bien muerto, pero don Celso Filgueira fue enterrado inadvertidamente con vida. Él, que anticipó esta contingencia (la soledad regala a manos llenas tiempo y temas), hizo instalar en su féretro un sistema patentado por el ingeniero Avendaño, de Monforte. Así pues, al despertar, oprimió en seguida el interruptor que levantó en la superficie un disco portador del número de enterramiento, encendió la lámpara de señalización y conectó la sirena de alarma. Era la mañana después de san Wenceslao, llovía y el soplo del orvallo apenas dejaba escuchar la llamada de auxilio. Mientras don Celso se removía como loco en la oscuridad, devorado ya por los gusanos del miedo, los vecinos iban acudiendo al camposanto atraídos por aquellos extraños e incansables bocinazos. Bastó que supieran de qué tumba provenían para que se dieran media vuelta. Y subiéndose unos las solapas y sacudiéndose otros las pellas de barro en los retamales, todos se alejaron.