miércoles, 26 de marzo de 2014

Javier Puche / La marioneta


Javier Puche
LA MARIONETA

Tras el accidente estrepitoso y fatal, la marioneta, que yacía inerte en mitad del asfalto, abrió los ojos y empezó a incorporarse con gran lentitud. Ya erguida, aunque en precario equilibrio, avanzó unos metros por la carretera, sorteando cadáveres, hasta alcanzar la mano muerta de su dueño, donde entrelazó cuidadosamente sus hilos de nylon. Acto seguido, cayó desvencijada al suelo, cerrando los ojos para siempre.






viernes, 21 de marzo de 2014

Javier Puche / Los caramelos


Javier Puche
LOS CARAMELOS

En mitad de la mesa, hacinados en un cóncavo recipiente, duermen los caramelos. Su sueño es dulce y sin ronquidos. La mano que elegirá a uno de ellos todavía está lejos, ni siquiera ha entrado en la habitación, ni siquiera ha pulsado el timbre de la casa. Cuando esto suceda, cuando la mano salga al fin del bolsillo, pulse el timbre, entre en la habitación y se aproxime a la mesa, los caramelos se desprenderán de su dulce sueño agitándose levemente, y cada uno de ellos rezará esperanzado a su dios particular (de color rojo, de color verde, de color naranja) para ser el elegido y disolverse para siempre en el cielo de una boca.




martes, 18 de marzo de 2014

Javier Puche / Flechazo

Lector herido
México, 2012
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Javier Puche
FLECHAZO

Fue un flechazo. Yo estaba distraída, pensando lánguidamente en algo superfluo, cuando su mano comenzó a recorrer mi espalda. Me estremecí. Nadie me había acariciado antes con tanta destreza. Luego me alzó con sus fornidos brazos para olfatearme delicadamente. Reconozco que su osadía me volvió loca.

Poco faltó para que copulásemos en público. Por fortuna, logramos contenernos hasta llegar a su casa. No hubo preámbulos. Nada más entrar, me condujo al lecho y empezó a devorarme. Fueron tres horas que jamás olvidaré. Una comunión insólita que trascendía lo meramente físico. Pero la dicha fue breve.

Tras la cópula febril, me llevó a la biblioteca y, sin apenas despedirse, me puso en uno de los anaqueles, donde llevo meses esperándole, quizá años.

No me resigno: sé que volverá conmigo. Aunque deploro que Lolita y Madame Bovary (esas dos casquivanas con quienes comparto anaquel), me miren siempre con tanta sorna.





sábado, 15 de marzo de 2014

Javier Puche / El inmortal

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Foto de Lee Jeffries
Javier Puche
EL INMORTAL

Tras una larga búsqueda, capturaron finalmente al inmortal, que fue sometido sin dilación a toda suerte de experimentos clínicos. En la rueda de prensa, los médicos dictaminaron perplejos que nada lo distinguía fisiológicamente del hombre común, salvo su temporalidad incesante. Hoy ocupa una tenebrosa celda del zoológico municipal. Y hordas de visitantes intentan matarlo cada día con inexplicable saña. Pero el inmortal persiste. Dicen que por las noches llora muy despacio en un rincón.






miércoles, 12 de marzo de 2014

Javier Puche / Justicia poética


Javier Puche
JUSTICIA POÉTICA


Diciembre. La nieve cubre las calles con lentitud minuciosa. Es casi de noche. Ya comienzan a encenderse alternativamente las ventanas. Tras una de ellas, el ínclito magistrado Goldberg lee la Constitución junto a la chimenea. A sus pies, calzados con dos ridículas pantuflas, dormita un dóberman. De súbito el can se incorpora y rompe a ladrar con insólita furia hacia la pared, sacando abruptamente al magistrado de su docto embeleso. Pero en la pared no hay nada, salvo inofensivas pinturas neoclásicas. El perro, no obstante, sigue ladrando con creciente intensidad, ahora hacia el techo. Por prevención, el magistrado –que es un hombre cobarde– saca del armario su arcabuz y empieza a cargarlo tembloroso. Pobre diablo. Ignora que nada podrá hacer contra mí, su enemigo intangible, pues soy el narrador de esta historia. Es hora de que pague por su ancestral negligencia como juez. Empezaré apagándole repentinamente el fuego de la chimenea.







domingo, 9 de marzo de 2014

Javier Puche / Diario ínfimo II


Javier Puche
DIARIO ÍNFIMO II

El escritor se sienta y escribe. Pero lo que finalmente escribe es siempre una sombra de lo que pretendía escribir. Por su parte, el lector se sienta y lee. Pero lo que finalmente interpreta o metaboliza es siempre una sombra de lo que el autor escribió. En cuanto a lo que el lector finalmente recuerda tiempo después, es siempre una sombra de lo leído. Una sombra de una sombra de una sombra.






jueves, 6 de marzo de 2014

Javier Puche / Diestro y Siniestro


Javier Puche
DIESTRO Y SINIESTRO

Esta es la historia de dos hermanos siameses, irremediablemente unidos por el costado. Diestro, el hermano bueno, ocupa la parte derecha del cuerpo doble. Siniestro, de perversa índole moral, la parte izquierda. Movido siempre por impulsos malévolos, Siniestro cometió desde niño múltiples fechorías, llegando a convertirse con el tiempo en un delincuente de renombre. Por su parte, Diestro no tuvo otro remedio que hacerse abogado, a fin de atenuar los problemas de su pérfido hermano con la justicia y garantizarle en todo momento una defensa consistente. La destreza como letrado que Diestro desplegaba ante los tribunales pronto le otorgó fama mundial. Por difícil que fuera el caso, todo delito fraterno quedaba finalmente impune. Hasta que un mal día, Siniestro intentó estrangular a Diestro con su único brazo, movido por la envidia. “Síndrome de estrés agudo”, alegó Diestro en el juicio. De nada sirvió. Actualmente comparten celda.






lunes, 3 de marzo de 2014

Braulio Arenas / Lobo y pastor

Los ojos del lobo
Ilustración de Triunfo Arciniegas
Braulio Arenas
LOBO Y PASTOR

Un pastor se encuentra con un lobo.
—¡Qué hermosa dentadura tiene usted señor lobo! —le dice.
—¡Oh!—responde el lobo—, mi dentadura no vale gran cosa, pues es una dentadura postiza.
—Confesión por confesión entonces —dice el pastor—: si su dentadura es postiza yo puedo confesarle que no soy pastor: soy oveja.





sábado, 1 de marzo de 2014

Anónimo / Trinchera




Anónimo
TRINCHERA

En el frente, año de 1917. Un general efectúa una visita de inspección. Dirigiéndose a un soldado que hace guardia en la trinchera, pregunta:
—¿Qué hay en el otro lado?
(Quería decir "¿Qué sucede en el campo enemigo?")
El soldado, mientras carga su pipa, responde con flema:
—¿Que qué hay en el otro lado? Los otros imbéciles.