Triunfo Arciniegas
LA VIUDA
DEL DOCTOR CASTILLO
Tan pronto abandonaron el cementerio, el hombre se atrevió a comentar el breve, ajustado y encendido vestido de la viuda. Se refugiaron en un café porque había comenzado a llover.
-El negro ya no es obligatorio -replicó la esposa.
-Está bien, pero casi estaba con los senos al aire.
-No le quitaste el ojo de encima.
-No digas eso, mujer.
Otra pareja llegó corriendo. Se sacudieron a la entrada, salpicando a los más próximos. El asunto iba para largo.
-Ella tampoco te despintó. Te tiene ganas.
-Exageras, como siempre.
-Si tú lo dices -suspiró la mujer.
Un muchacho apareció con el café y el agua arómatica.
-¿Sabes qué es lo raro? Nadie se le acercaba. Como si fuera invisible.
Ensimismado, el hombre tomó el primer sorbo. Quiso añadir algo, pero no encontró las palabras adecuadas o decidió que no le convenía el rumbo de la conversación.
-Lo raro es que apareciera, querido -remató la mujer-. Olvidas que murió hace casi cinco años, en el terremoto de Sacramento.
30 de agosto de 2023
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