Raúl Brasca
FELINOS
Algo sucede entre el gato y yo. Estaba mirándolo
desde mi sillón cuando se puso tenso, irguió las orejas y clavó la vista en un
punto muy preciso del ligustro. Yo me concentré en él tanto como él en lo que
miraba. De pronto sentí su instinto, un torbellino que me arrasó. Saltamos los
dos a la vez. Ahora ha vuelto al mismo lugar de antes, se ha relajado y me echa
una mirada lenta como para controlar que todo está bien. Ovillado en mi sillón,
aguardo expectante su veredicto. Tengo la boca llena de plumas.
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