Ilustración de Ingrid Baars |
Jacques Sternberg
EL CASTIGO
Aquí los delitos son muchos pero el castigo es único, siempre idéntico. Se coloca al condenado ante el túnel interminable, entre los rieles de una vía férrea. A partir de ese momento el condenado sabe lo que le espera. Huye, porque no tiene más que esa oportunidad. Alucinación porque el túnel no tiene fin. El condenado corre hasta perder el aliento y después la vida. Sin embargo, se puede afirmar que nunca tren alguno fue lanzado por esa vía.
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