Ilustración de Triunfo Arciniegas |
Daniel Ávila
Gourmet
El mesero le trajo de vuelta a Lio Matti el pollo al oporto, adornado con zanahorias finamente picadas y con hongos de pino que había preparado. El exigente chef jamás había vivido el desplante de un cliente. Tomó el plato con una mano, echó su cabeza para atrás, emitió un crujido seco con el pecho y depositó con su boca el toque de sal que, según su cliente, le hacía falta a la receta.
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