Italo Svevo
El don
El Señor había terminado la obra de la creación. Les dijo a los animales que los dejaba en libertad de escoger el elemento en el que quisiesen vivir. Algunos escogieron la tierra, otros se precipitaron en el agua y finalmente muchos se lanzaron al aire. «Yo, que soy el rey de los animales», dijo el hombre, «debería tener la capacidad de vivir en el agua y en la tierra e inclusive ser capaz de volar».
«Esto sería una injusticia», dijo el Señor, «y no podré complacerte. Pero abasteceré a tu organismo con un apetito tal que tú terminarás por encontrar los medios para correr, nadar y volar».
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