Italo Svevo
El asno y el loro
En un molino, aparte del asno que hacía girar la rueda, también había un loro que sabía decir pobrecito, el nombre del amo y muchas otras cosas más. Un día, los dos cayeron enfermos y llamaron al médico.
−¡Es por mí! −dijo el loro−. Me cuidan porque poseo un hermoso plumaje.
−¡Pero por supuesto que no! −respondió el asno−. Llamaron al médico por mí, porque yo soy el que mueve la rueda.
−¡Pero yo sé decir pobrecito!
−Pero yo muevo la rueda.
−Pero yo saludo al amo cuando pasa.
−Pero yo muevo la rueda.
El médico curó al asno y dejó morir al loro.
El mundo está hecho así, y es de maravillarse que el grisáceo de la piel del asno no cubra por completo la Tierra y que no hayan desaparecido del todo las hermosas plumas multicolores.
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