Mónica Siabato
AMULETO
Se preciaba de ser una mujer con suerte. Había nacido un viernes trece, con una disposición natural a la fortuna. Pasó su vida coleccionando toda clase de amuletos: patas de conejo, monedas antiguas, cuarzos. El día de su muerte lo último que vio fue una herradura. El caballo pateó su cara, mientras ella buscaba en el campo un trébol de cuatro hojas.
Excelente relato, ojalá publicasen otros de este autor para conocerlo a profundidad
ResponderEliminarUpa, qué gran historia. Me encantó. Qué capacidad de concreción y qué estilo sólido en pocas palabras.
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