Lydia Davis
Una mujer se enamoró de un hombre que llevaba muerto varios años. No le bastaba con cepillarle el abrigo, lavarle el tintero, tocar su peine de marfil: tenía que construir la casa sobre su tumba y sentarse con él noche tras noche en el sótano húmedo.
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Simple y bello felicidades a Lydia.
ResponderEliminarMéxico.