EL PRESENTIMIENTO
La familia rodeaba al moribundo.
El moribundo habló con lentitud:
—Siempre creí que yo no viviría mucho.
Los niños clavaban en él sus conmovidos ojos. El moribundo continuó tras un suspiro:
—Siempre tuve el presentimiento de que me iba a morir muy pronto.
El reloj del comedor tocó la media y el moribundo tragó saliva.
El reloj del comedor tocó la media y el moribundo tragó saliva.
—Luego, a medida que he ido viviendo, llegué a creer que mi presentimiento era falso.
El moribundo concluyó juntando las manos:
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