miércoles, 30 de noviembre de 2011

Marta Abelló / Cosas de niños


Marta Abelló
COSAS DE NIÑOS

Cerró los ojos. Las puertas del armario, entreabiertas, dejaban paso a la temible oscuridad de su interior. Cosas de niños, pensaba, así que abrió los ojos de nuevo y decidió levantarse de la cama. Sus pies descalzos le enviaron la primera señal de peligro: la segunda fue su corazón tembloroso. La tercera señal la dio su boca, que se abrió en forma de grito. Alguien, bajo la cama, asía sus tobillos y, aterrorizado, miró de nuevo hacia las puertas del armario, entreabiertas. Cosas de niños, pensaba, pero los dedos extraños en sus pies no estaban de acuerdo.





lunes, 28 de noviembre de 2011

Esteban Dublín / Trastorno

Muchacho sentado, 1985
Eustaquio Carrasco Carrasco

Esteban Dublín
TRASTORNO

   El pastor no lograba explicarse por qué siempre después de las noches de luna llena desaparecía una de las ovejas, y, menos aún, la razón por la que amanecía desnudo, empapado en sangre y cubierto de huesos en medio del rebaño.


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BIOGRAFÍA DE ESTEBAN DUBLÍN



sábado, 26 de noviembre de 2011

Esteban Dublín / Huesos


Esteban Dublín
HUESOS

María Cristina Ibarra tiene mil canciones incrustadas en los huesos. Es por eso, tal vez, que disfruta fracturándose. Porque cada vez que uno de sus simientes se quiebra, en lugar de sonar crack, como debería ser, se escucha una composición completa y detallada que deleita sus oídos. Esta noche se espera una tragedia. María Cristina muere por escuchar una sinfonía.


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BIOGRAFÍA DE ESTEBAN DUBLÍN



jueves, 24 de noviembre de 2011

martes, 22 de noviembre de 2011

Italo Calvino / Isidora

Ilustración de Gabriel Pacheco

Italo Calvino
ISIDORA
           
Al hombre que cabalga largamente por tierras agrestes le asalta el deseo de una ciudad. Finalmente llega a Isidora, ciudad donde los palacios tienen escaleras de caracol incrustadas de caracolas marinas, donde se fabrican con todas las reglas del arte catalejos y violines, donde cuando el forastero está indeciso entre dos mujeres siempre encuentra una tercera, donde las peleas de gallos degeneran en riñas sangrientas entre los que apuestan. En todas estas cosas pensaba el hombre cuando deseaba una ciudad. Isidora es, pues, la ciudad de sus sueños; con una diferencia. La ciudad soñada lo contenía joven; a Isidora llega a edad avanzada. En la plaza hay un murete desde donde los viejos miran pasar la juventud: el hombre está sentado en fila con ellos. Los deseos ya son recuerdos.


“LAS CIUDADES Y LA MEMORIA 2” en Italo Calvino, Las ciudades invisibles, Siruela, Madrid, 1972, 176 páginas.




sábado, 19 de noviembre de 2011

Juan José Arreola / Receta casera

Reflect
Alisa Monks
Juan José Arreola
RECETA CASERA

            Haga correr dos rumores. El de que está perdiendo la vista y el de que tiene un espejo mágico en su casa. Las mujeres caerán como las moscas en la miel.
            Espérelas detrás de la puerta y dígale a cada una que ella es la niña de sus ojos, cuidado de que no lo oigan las demás, hasta que les llegue su turno.
            El espejo mágico puede improvisarse fácilmente, profundizando en la tina de baño. Como todas son unas narcisas, se inclinarán irresistiblemente hacia el abismo doméstico.
            Usted pude entonces ahogarlas a placer o salpimentarlas al gusto.



Juan José Arreola
Palindroma
Joaquín Mortiz, México D.F., 1974
160 páginas.



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Augusto Monterroso / El dinosaurio

Ilustración de Augusto Monterroso
Augusto Monterroso
EL DINOSAURIO

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.




Augusto Monterro

IL DINOSAURO

Quando si svegliò, il dinosauro era ancora lì.



miércoles, 9 de noviembre de 2011

Daniel Jerez Torns / Todas las Claudias son así

Por la lejana montaña
Fotografía de Triunfo Arciniegas
Daniel Jerez Torns
TODAS LAS CLAUDIAS SON ASÍ
           
Al llegar al puente, le entregó el ramo de flores a Claudia. Mario, nervioso, miraba todos los lugares posibles, menos sus ojos. Claudia, por su parte, no retiraba la mirada del ramo. “Hay una abeja”, le dijo. Mario sacudió la rosa y el insecto salió volando. Claudia cogió el ramo. Se fueron agarrados de la mano a un café. Allí se besaron y se acariciaron. Se dijeron algunas palabras bonitas. Luego, fueron al cine, colocándose en las filas de atrás para jugar con sus manos. Tomaron una copa y se despidieron. Claudia miró el reloj. Este marcaba las 00:05. Se acercó al contenedor de basura y tiró el ramo. Ya se había acabado el día de los enamorados.



Daniel Jerez Torns
Relatos a través del microscopio
Bubok, 2010, 44 páginas





domingo, 6 de noviembre de 2011

Samuel Solleiro / La trompeta afilada del segundo ángel

Angel soplando una trompeta, 1957
Edgar Degas
Samuel Solleiro
LA TROMPETA AFILADA DEL SEGUNDO ÁNGEL

            El día que Xosefina Hermelinda García-Teixeira Pérez cumplió doscientos veintitrés años, decidió que la muerte se había olvidado de ella definitivamente, que era el momento de dejar de ser la vieja que había sido durante un siglo y medio y empezar de nuevo. Así que bajó a la peluquería de la esquina a arreglarse el pelo y hacerse la manicura, y regresó a casa dos horas después hecha una niña de once años.
            Murió al cabo de un mes, del segundo sarampión de su vida.


Samuel Solleiro
Elegías a Dios y al Diablo
Lengua de Trapo, Madrid, 2007, 128 páginas.




miércoles, 2 de noviembre de 2011

Adolfo Bioy Casares / Rescate



Adolfo Bioy Casares
RESCATE

             Dormía en la cama donde siempre había dormido con su mujer. Seguía ocupando el lado izquierdo del colchón, como si la mujer ocupara el derecho. La verdad es que, a pesar de estar muerta, de alguna manera todavía lo ocupaba, porque todas las noches, quizás en sueños, lloraba a su lado, lo acariciaba, le decía que era desdichada sin él y que lo esperaba ansiosamente.
            O si no, decía:
   —No olvides que tu mujer te espera. Abro los brazos para recibirte.
              Y también:
             —Morir no es horrible; lo horrible es estar separados. No tardes.
            Después de mucho tiempo llegó el día en que el viudo conoció en un club a una muchacha. Ésta lo acompañó a su casa y se quedó a vivir con él. La primera medida que tomó la muchacha fue cambiar el viejo colchón por uno nuevo. La muerta no persistió en sus visitas.