martes, 8 de febrero de 2011

Enrique Anderson Imbert / La montaña

Heaven Express
Fotografía de Erik Johannson
Enrique Anderson Imbert
LA MONTAÑA

El niño empezó a treparse por el corpachón de su padre, que estaba amodorrado en la butaca, en medio de la gran siesta, en medio del gran patio. Al sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorriéndose, se puso todo duro para ofrecer al juego del hijo una solidez de montaña. Y el niño lo fue escalando: se apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud del pecho, en los brazos, en los hombros, inmóviles como rocas. Cuando llegó a la cima nevada de la cabeza, el niño no vio a nadie.
—¡Papá, papá! —llamó a punto de llorar.
Un viento frío soplaba allá en lo alto, y el niño, hundido en la nieve, quería caminar y no podía.
—¡Papá, papá!
El niño se echó a llorar, solo sobre el desolado pico.




1 comentario:

  1. qué maestro, relata un viaje a la soledad en el aparentemente corto trayecto que es el cuerpo del padre, y además resume el desamparo de estar en el mundo sin protector que responda.Gracias por tu ciencia a la hora de seleccionar, abrazo

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