Fotografía de Andrea García Portal |
Ana María Shua
LA MUJER QUE VUELA
—Puedo volar —dice la mujer.
Se la ve grande y cansada. Fue bella.
—Trapecista. Una genial trapecista- entiende el director del circo.
—No. Yo vuelo. De verdad.
—¿Con cables invisibles? ¿Con un sistema de imanes, como el mago David Copperfield?
—Usted no entiende. Como Súperman.
La mujer alza el vuelo y da una vuelta completa alrededor de la carpa.
—Una gran artista. Pero no es este su lugar, señora —el director es sincero y odia tener que rechazar a una gran artista—. Este es un modesto circo de minicuento. Estoy seguro de que tendrá más suerte en una novela de realismo mágico.
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