María Cristina Ramos
PRONÓSTICOS
PRONÓSTICOS
Dijeron que caerían cuatro gotas. Y cayeron.
Con una, Laurentino bañó los caballos en el amarradero, agua dulce a raudales sobre los lomos, agua dulce desenredando las crines.
Con otra repletamos el vientre del aljibe. La tercera alcanzó para repetir la aguada y que vinieran a beber los otros animales.
Sólo la cuarta trajo la desgracia. Ensartó su globa en los extremos de los álamos y derrumbó su capullo de lago sobre las hojas, quebró las horquetas, arrasó con los nidos, ahogó a los cuises y arrancó una por una las estacas de los corrales.
Dicen que recién mañana lloverá como Dios manda.
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