MARCHA ATRÁS
Laura no está en la cama. Marino saca el brazo y pone la alarma del despertador a las siete de la mañana del día anterior. Se levanta y comienza a caminar de espaldas. Se viste y baja al garaje. Arranca el coche y conduce marcha atrás. A través del retrovisor, contempla cómo el sol sale por oeste y vuelve a iluminar la carretera. Cuando llega al trabajo, el último compañero que queda se despide de él. La oficina comienza a llenarse de gente. El bullicio es ensordecedor. Marino deshace varias gestiones. Horas más tarde vomita la comida (intacta) al plato y vuelve al despacho, donde borra letra por letra varios mails. Cuando a amanece regresa sobre sus pasos y se va a casa. Discute con Laura, que amenaza con irse. Cuando se acuestan, él le asegura que pueden volver atrás, que estarían juntos otros diez años, hasta el momento en el que se conocieron, pero ella no le cree. Suena el despertador. Marino abre los ojos para comprobar si Laura se ha ido de su lado.
—oñirac, saíd soneuB —dice ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario