jueves, 29 de octubre de 2015

miércoles, 21 de octubre de 2015

Triunfo Arciniegas / La tía Teodora / Capítulo suprimido

Ilustración de Triunfo Arciniegas
Triunfo Arciniegas
LA TÍA TEODORA

        23


La tía Teodora enloqueció.
No derramó una sola lágrima en el entierro de la abuela.
Después comenzó a dibujar muñecos en las paredes y a salir sin calzones a la calle. Se levantaba el vestido y los muchachos se morían de risa.
–Vieja cochina –gritaban las mujeres.
La tía Teodora salió desnuda a la calle una o dos veces. Vimos su foto en El Norteño. La pobre se veía muy flaca.
–¿Entonces qué, cuñado? –le decían los amigos a papá.
La tía Teodora hizo otras cosas pero no sé si creerlas.
La policía subió a Los Garabatos y se la llevó. 

Nota: En la versión 22 (del 12 de octubre de 2015), "La tía Teodora" corresponde al capítulo 23. Ya no va. No encaja. O mejor que eso: no es necesario. Pero, aunque recién salido del horno, no resisto la tentación de publicarlo.
La tía Teodora, que en realidad no enloqueció, ha vivido por siempre en mi memoria. La tía Teodora y la abuela Candelaria son personajes de mi infancia. La abuela, quien falleció en Málaga cuando todavía era niño, es la base de la Carmen Sinsonte de La sirena de agua  dulce. El capítulo 20 (denominado "Visitas" y cuyo enlace puede pulsarse más abajo) explica un poco las relaciones entre estas dos mujeres atormentadas.
La tía Teodora de carne y hueso nunca se casó. La locura, no entiendo del todo por qué, es el destino que le tengo asignado. Sé que seguirá apareciendo una y otra vez en mi escritura. 

Cuernavaca, México, 21 de octubre de 2015

martes, 6 de octubre de 2015

Triunfo Arciniegas / Adonay sólo era de Adonay / Nueva versión de capítulo inédito

Manuscrito de "La sirena de agua dulce"
Versión 20, página 18
3 de octubre de 2015

Triunfo Arciniegas
Biografía
ADONAY SÓLO ERA DE ADONAY
Nueva versión

            No. Adonay no entregaría su voz, su dulce voz, por un par de piernas. No perdería la cabeza por un príncipe azul ni por ningún capitán portugués de ojos verdes.
            Adonay sólo era de Adonay.
Durante noches había seguido las luces de los barcos dormidos. Plácidas noches salpicadas de estrellas. Toda curiosa y algo fascinada, había seguido la música de las fiestas móviles de caballeros elegantes y mujeres locas. Los fuegos artificiales se confundían con las estrellas, y los pasajeros, despeinados y eufóricos, estiraban los brazos al cielo.
Adonay era feliz cuando alguna dama ebria arrojaba al mar collares y tacones. O pretendía lanzarse desnuda a las profundidades.
Adonay se reía como una loca cuando los caballeros arrodillados juraban amor eterno y sólo querían el consuelo de una noche. El amor era una estrella fugaz.
Noches plácidas y noches tormentosas.
Naufragios.
Adonay había visto descender al fondo de los mares los ahogados más bellos, con los corbatines intactos, los viejos músicos, todavía aferrados a sus instrumentos, y las mujeres, con todas sus joyas y los cabellos desplegados como medusas.
Y de tanta belleza, al final, sólo quedaban los huesos.

domingo, 4 de octubre de 2015

Triunfo Arciniegas / Adonay sólo era de Adonay / Capítulo inédito

Manuscrito de "La sirena de agua dulce"
Versión 19, página 17
30 de septiembre de 2015

Triunfo Arciniegas
Biografía
ADONAY SÓLO ERA DE ADONAY

            No. Adonay no entregaría su voz, su dulce voz, por un par de piernas. No perdería la cabeza por un príncipe azul ni por ningún capitán portugués de ojos verdes.
            Adonay sólo era de Adonay.
Durante noches había seguido las luces de los barcos dormidos. Plácidas noches salpicadas de estrellas. Toda curiosa y algo fascinada, había seguido la música de las fiestas móviles de caballeros elegantes y mujeres locas.
Era feliz cuando alguna dama ebria arrojaba al mar collares y tacones. O pretendía lanzarse desnuda a las profundidades.
Noches plácidas y noches tormentosas.
Naufragios.
Adonay había visto descender al fondo de los mares los ahogados más bellos, con los corbatines intactos, los viejos músicos, todavía aferrados a sus instrumentos, y las mujeres, con todas sus joyas y los cabellos desplegados como medusas. 
Y de tanta belleza, al final, sólo quedaban los huesos. 


sábado, 3 de octubre de 2015

Triunfo Arciniegas / La sirena de agua dulce / 12

Ilustración de Alekos

Triunfo Arciniegas
Biografía
14
ADONAY
           



Los hombres buscaban el rastro de Adonay en secreto. 

Olían como perros las orillas del río. Escarbaban la tierra hasta lastimarse las manos, saboreaban la hierba y maldecían tanta desolación.

No decían nada en casa. Fingían dormir, estremecidos por el canto, y no decían nada. Les dolía el pecho de tanta ansia.

Se alejaban de casa, atormentados, y bebían en las cantinas hasta perder la cordura. Se ofendían, se golpeaban por cualquier motivo, y se dormían como animales sin dueño a la orilla del camino. Las mujeres los tocaban con la punta del pie para saber si habían muerto.

Cada hombre pensaba que era él a quien ella estaba buscando. 

Adonay no cantaba para nadie sino para ella misma. Cantaba porque no soportaba el impulso de su propio canto. Cantaba y su corazón se agitaba como un potro.

Pero los hombres no entendían y seguían buscando por las orillas.

Más allá del agua, invisible, como desde el otro lado del espejo, Adonay los veía con lástima infinita.