Mario Sánchez Carvajal
Niñas
Cuando éramos niños nos daba mucho asco y mucho miedo. Estaba viejo y solo. Vivía envuelto en harapos y apestaba a orines. Por ahí rumoreaban que se tragó a sus hijas y que por eso se había vuelto teporocho.
Una vez yo estaba formado en la cola de las tortillas y me llegó un olor asqueroso, como al camión de la basura. Me volví para ver de dónde emanaba aquella pestilencia y me topé con él. Lo vi a los ojos y sentí en la panza un vacío como si estuviera cayendo desde la azotea del edificio más alto de la ciudad, y casi me orino del susto cuando en el fondo, muy en el fondo de aquellos ojos rojos, alcancé a mirar un par de niñas pequeñas.
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