miércoles, 28 de enero de 2015

Marco Deveni / El jardín de las delicias





Marco Deveni
EL JARDÍN DE LAS DELICIAS


Muy bien: Zeus se transforma en cisne.

El largo cuello flexible y sedoso se introduce en el sexo de Leda y picotea en el centro mismo del placer. Leda goza como dicen que gozaba Venus cuando la montó el caballo de Piritoo. Después el cisne desaparece.

¿Nadie se pregunta cuál fue el destino de aquella pobre muchacha?

Murió despedazada por cisnes rabiosos a los que pretendía obligar a que repitiesen la proeza del dios.





sábado, 24 de enero de 2015

Marco Denevi / La virginidad escasea



Marco Deveni
La virginidad escasea

Los lapitas pusieron sitio a Dodoma y exigieron, para levantarlo, que les cediesen por una noche todas las vírgenes de la ciudad. La cruel exigencia fue aceptada. A la noche llegó al campamento de los sitiadores una tropa de niñas impúberes, la mayor de las cuales no tendría más de ocho años. Comprendiendo que se trataba de una estratagema, los lapitas, que no eran afectos a la pederastia, entraron a saco en Dodoma, degollaron a todos los hombres y violaron a todas las mujeres, ferocidad que les permitió saber que no había habido tal estratagema.

Marco Denevi, El jardín de las delicias, 1936.



viernes, 23 de enero de 2015

Marco Denevi / Cuento de horror


Marco Denevi
CUENTO DE HORROR

La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo: 
—Thaddeus, voy a matarte. 
—Bromeas, Euphemia —se rió el infeliz. 
—¿Cuándo he bromeado yo? 
—Nunca, es verdad. 
—¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio? 
—¿Y cómo me matarás? —siguió riendo Thaddeus Smithson. 
—Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos. 
El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sistema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.


martes, 20 de enero de 2015

Marco Denevi / El emperador de China




Marco Denevi
EL EMPERADOR DE CHINA

Cuando el emperador Wu Ti murió en su vasto lecho, en lo más profundo del palacio imperial, nadie se dio cuenta. Todos estaban demasiado ocupados en obedecer sus órdenes. El único que lo supo fue Wang Mang, el primer ministro, hombre ambicioso que aspiraba al trono. No dijo nada y ocultó el cadáver. Transcurrió un año de increíble prosperidad para el imperio. Hasta que, por fin, Wang Mang mostró al pueblo el esqueleto pelado, del difunto emperador. ¿Veis? -dijo - Durante un año un muerto se sentó en el trono. Y quien realmente gobernó fui yo. Merezco ser el emperador.

El pueblo, complacido, lo sentó en el trono y luego lo mató, para que fuese tan perfecto como su predecesor y la prosperidad del imperio continuase.



lunes, 19 de enero de 2015

Yasunari Kawabata / La frágil vasija


Yasunari Kawabata
La frágil vasija

En una esquina de la ciudad había un local de objetos de arte. Y entre la calle y el frente del local una estatua de cerámica de la deidad budista Kannon[1], con la altura de una niña de doce años.

Cuando el tren pasaba, el gélido cutis de Kannon se estremecía, al igual que el vidrio de la puerta del negocio. Cada vez que yo pasaba por allí, temía que la estatua se cayera. Éste es el sueño que tuve: El cuerpo de Kannon caía directamente sobre mí.

De pronto Kannon estiraba sus largos y blancos brazos, que hasta entonces pendían a lo largo de su cuerpo, y me envolvía el cuello con ellos. Yo saltaba hacia atrás con desagrado por lo sobrenatural de sus brazos inanimados cobrando vida y por el frío toque de su piel de cerámica.

Sin un ruido, Kannon se rompía en miles de fragmentos al costado de la calle.

Una muchacha recogía algunos de los pedazos. Se detenía un instante, pero rápidamente volvía a juntar los pedazos diseminados, los fragmentos de cerámica reluciente. Su irrupción me tomaba por sorpresa. Y cuando estaba por abrir la boca para ofrecer alguna disculpa, me desperté.

Parecía que todo hubiera sucedido en el preciso instante posterior a la caída de Kannon.

Intenté una interpretación del sueño.

“Honra a la mujer tanto como a la más frágil vasija.” Desde entonces recuerdo este versículo de la Biblia[2] con frecuencia. Siempre establecí una asociación entre una “frágil vasija” y una vasija de porcelana. Y más tarde, entre ambas y la muchacha del sueño.

Nada tan frágil como una joven. En cierto sentido, el hecho de amar representa la caída de una muchacha. Es lo que yo pienso.

Y así, en mi sueño, ¿no estaría la joven recogiendo apresuradamente los fragmentos de su propia caída?


[1] Bodhisattva de la Compasión, representado con forma de mujer.

[2] Primera Epístola de San Pedro, parte III, Sobre el matrimonio: “Ustedes, maridos, lleven la vida en común con comprensión, como al lado de una vasija muy frágil, la mujer (…)”.

"Yowaki utsuwa", 1924 (La frágil vasija)
Tenohira no Shōsetsu, 1972 (Historias de la palma de la mano).




viernes, 16 de enero de 2015

Raúl Brasca / Hermanos


Odilon Redon
Raul Brasca
HERMANOS

Cuando la coexistencia se les hizo insostenible, dos hermanos muy competitivos llegaron a un acuerdo tácito pero inquebrantable: aquello en lo que uno de ellos triunfara quedaría vedado para el otro; eso evitaría toda comparación entre ambos. Más que un alivio, el pacto resultó una condena.

En la carrera por apropiarse de los triunfos más gratificantes y las privaciones menos penosas, el que mostró primero ser más inteligente, relegó al otro a la estolidez y los trabajos rudos. Consecuentemente, cuando el bruto aunque apuesto ganó con las mujeres, el intelectual tuvo que inclinarse por los hombres. Pero replicó haciéndose muy rico, con lo que obligó al hermano a equivocarse en los negocios y arruinarse. No previó que tanta miseria haría que su rival deseara morir hasta lograrlo y que con ello le escamotearía el triunfo. Achacoso y cubierto de años, soporta aún la ruina de su cuerpo mientras clama por una muerte prohibida.



jueves, 15 de enero de 2015

José Luis Carabés / Débito conyugal



José Luis Carabés
DÉBITO CONYUGAL 

Por desgracia me enteré de que en la familia de mi esposa abundan los locos y los débiles mentales hasta que ya estaba casado. 
La posibilidad de preñarle un hijo mongoloide acabó con mi libido matrimonial. 
Histérica y desnuda me exigía el cumplimiento del débito conyugal. 
-Soy tu esposa, eres mi hombre -me gritaba. 
Yo sufría el terror de su amenazadora gravidez. 
Estoy en deuda con ella. Le adeudo un mongoloide. 



miércoles, 14 de enero de 2015

Alejandra Ulloa / Efímera nostalgia


Alejandra Ulloa
EFÍMERA NOSTALGIA

El día que él se casaba, ella optó por la indiferencia.

Abrió el refrigerador y con la imaginación visitó la cabaña a la que solían escaparse juntos los fines de semana. 

Sacó los ingredientes para prepararse una ensalada.

Bajó la escopeta de la repisa de la chimenea, la apoyó en el suelo frente a ella y utilizó el cañón como florero para su ramo de coliflor.

Mordió una coliflor y, al sentirla en el paladar, apretó el gatillo y se voló el recuerdo.




martes, 13 de enero de 2015

Silvina Ocampo / Sueños


Silvina Ocampo
SUEÑOS

Soñé que subía al altillo, con una canasta con botellas. La escalera era muy empinada y en la oscuridad perdí el pie; fui cayendo del quinto piso, del cuarto piso, del tercer piso, del segundo piso y seguí cayendo, sin pisos ya, en la oscuridad. No era un sueño, era una pesadilla. Al caer sentí ruido del ascensor, los cables se entrechocaban, me envolvían, me destruían. Pensé que nunca me despertaría y me pareció que me encontraba en la Iglesia. Cuando desperté, no sabía dónde estaba. Temblando me levanté de la cama. Entonces resolví inflexiblemente ir contra mis sueños.





lunes, 12 de enero de 2015

Natalia Ruiz / Sobre la naturaleza del perdón




Natalia Ruiz
SOBRE LA NATURALEZA DEL PERDÓN

Él le perdonó a ella que lo hubiera engañado durante dos años tres veces por semana. Ella no le perdonó jamás que la hubiera perdonado y se fue a vivir con el otro.



sábado, 10 de enero de 2015

Natalia Ruiz / Lugar de pecado


Natalia Ruiz
LUGAR DE PECADO

-¡Ese es el lugar de pecado! Seguro que es el preferido del demonio -decía Severita, la beata del pueblo, refiriéndose a la recién inaugurada casa de citas.

-Es verdad -le aceptó el doctor-, a ese lugar hasta el demonio va a divertirse. ¿Pero sabe usted dónde trabaja él ocho horas diarias? ¡En el templo, Severita, en el templo!


Natalia Ruiz / Sobre la naturaleza del perdón




jueves, 8 de enero de 2015

Carlos Alfaro Gutiérrez / Paternidad responsable


PATERNIDAD RESPONSABLE
Carlos Alfaro Gutiérrez 

Era tu padre. Estaba igual, más joven incluso que antes de su muerte, y te miraba sonriente, parado al otro lado de la calle, con ese gesto que solía poner cuando eras niño y te iba a recoger a la salida del colegio cada tarde. Lógicamente, te quedaste perplejo, incapaz de entender qué sucedía, y no reparaste ni en que el disco se ponía rojo de repente ni en que derrapaba en la curva un autobús y se iba contra ti incontrolado. Fue tremendo. Ya en el suelo, inmóvil y medio atragantado de sangre, volviste de nuevo los ojos hacia él y comprendiste. Era, siempre lo había sido, un buen padre, y te alegró ver que había venido una vez más a recogerte.

Granos de mostaza, Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias, 2000, pág. 32.


martes, 6 de enero de 2015

Oliveiro Girondo / Exvoto


Oliveiro Girondo
EXVOTO

A las chicas de Flores

Las chicas de Flores tienen los ojos dulces, como las almendras azucaradas de la Confitería del Molino, y usan moños de seda que les liban las nalgas en un aleteo de mariposas.

Las chicas de Flores se pasean tomadas de los brazos, para trasmitirse sus estremecimientos, y si alguien las mira en las pupilas, aprietan las piernas, de miedo de que el sexo se les caiga en la vereda.

Al atardecer, todas ellas cuelgan sus pechos sin madurar del ramaje de hierro de los balcones, para que sus vestidos se empurpuren al sentirlas desnudas, y de noche, a remolque de sus mamás -empavesadas como fragatas- van a pasearse por la plaza, para que los hombres les eyaculen palabras al oído, y sus pezones fosforescentes se enciendan y se apaguen como luciérnagas.

Las chicas de Flores viven en la angustia de que las nalgas se les pudran, como manzanas que se han dejado pasar, y el deseo de los hombres las sofoca tanto, que a veces quisieran desembarazarse de él como de un corsé, ya que no tienen el coraje de cortarse el cuerpo a pedacitos y arrojárselo a todos los que pasan por la vereda.



domingo, 4 de enero de 2015

Luis Fayad / Un espejo después


Luis Fayad
UN ESPEJO DESPUÉS 

Conocedor de su barrio y de sus lugares secretos, Leoncio recorría sus calles en cada oportunidad. Cuando ni el cansancio ni el trabajo atrasado lo obligaban a marchar a la casa, se bajaba del bus antes de su parada y pensaba en los sitios y en las casas de su recorrido. Su interés aumentaba al comprobar que no había recordado bien los pinos gemelos de una esquina, el estuco en forma de ave sostenido de una cornisa o la existencia de un perro feroz en un antejardín. Una vez, una calle que le había sido de las más familiares se fue oscureciendo a su paso, como si al final no tuviera salida. A medida que él se aproximaba al fondo se hacía más claro, no con una luz sino con un color más transparente que el de su alrededor, y sólo cuando se hallaba a corta distancia le pareció distinguir un espejo, quizá de su tamaño. Lo comprobó de cerca, y asomado a él se sobresaltó. Su reflejo copiaba sus movimientos pero no vestía con su misma ropa. Al observar mejor descubrió que la expresión de su rostro era distinta y que el vestido y la corbata que tenía puestos eran los que él pensaba llevar al día siguiente. Cuando quiso indagar más, el espejo desapareció, y volvió a aparecérsele alguna que otra vez en sus recorridos posteriores por el barrio, siempre con un día de adelanto y apenas para enterarlo de cómo iría vestido y de la expresión de su rostro en ese día.

 Luis Fayad / Un personaje en apuros




viernes, 2 de enero de 2015

Luis Fayad / Mala suerte


Luis Fayad
Mala suerte 
Desde el paradero del bus Leoncio observa los esfuerzos de un hombre por permanecer asido a la viga de un edificio. Algunos automóviles se detienen y los transeúntes empiezan a agruparse, y ya en calidad de testigos susurran palabras apresuradas sin atreverse a emitir un presagio. Angustiado, Leoncio piensa en que el bus puede venir sin asientos libres, y abstraído recorre con la mirada el trayecto del hombre desde la viga hacia el suelo. Cuando el bus aparece, Leoncio sube de prisa y busca sin éxito un puesto vacío. Mala suerte, piensa.

 Luis Fayad / Un personaje en apuros


jueves, 1 de enero de 2015

Javier Marías / Nunca más


Javier Marías
NUNCA MÁS

Ni tan siquiera almorzaron. Ella lo esperó veinte minutos sentada a una mesa del restaurante, extrañada pero sin temer nada, hasta que sonó el teléfono y se le acabó su mundo, y nunca más volvió a esperarlo.


Javier Marías
Los enamoramientos
México, Alfaguara, 2011, pp. 16 - 17


Biografía de Javier Marías