viernes, 1 de febrero de 2013

Robert Walser / El mendigo

Robert Walser
Robert Walser
EL MENDIGO

Pregunté por la señora y, cuando la tuve enfrente, le pedí un mendrugo de pan. Estaba hambriento. "Pues no lo parece", dijo ella con cara de asombro. "¿Tendrá no obstante la bondad de concederme el deseo?", añadí. Ella desapareció dentro de la casa; me sentía, en aquel pasillo tan aristocrático, como uno de esos jóvenes mendigos de Murillo. "Ruego me disculpe por presentarme ante usted sin los pantalones hechos jirones". Ella tenía en la mano un mendrugo de pan que me entregó mientras decía: "Se le nota que se está usted riendo de mí. Aquí tiene su pan, aunque no sea un mendigo".



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