José Vasconcelos
YA LE TOCABA
De ese Urbina (el compadre y
lugarteniente de Pancho Villa) se contaba que invitó a comer a un compadre que
acababa de vender unas mulas. Y a los postres, Urbina, ya borracho, seguía
brindando mientras enlazaba con el brazo derecho la espalda de su compadre.
Hacía calor y el compadre se llevó la mano a la bolsa de atrás del pantalón,
para sacar la” mascada’, pañolón colorado de los rancheros.
Urbina, en su delirio de sangre
y alcohol, imaginó que el compadre sacaba la pistola, y adelantándose, sin
dejar de abrazarlo, con la izquierda le perforó de un tiro el corazón. Cayó el
compadre muerto, y cuando lo extendieron sobre el pavimiento, en su mano
crispada sólo apareció el pañuelo . . . Viendo lo cual, Urbina se echó a llorar
y decía:
—¡Pobrecito de mi compadre! Es
que ya le tocaba…
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