Los hombres inventaron a los dioses y levantaron los templos. Pronto encontraron y perfeccionaron diversas maneras de adorar a sus dioses, tan diversas que incluso rivalizaban. Los hombres pelearon entre sí por sus creencias y destruyeron los templos ajenos con tal saña que, después de la guerra, no quedan hombres ni templos ni dioses.
Triunfo Arciniegas
Noticias de la niebla
Ediciones Gato Negro
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