jueves, 2 de febrero de 2012

Diego Muñoz Valenzuela / Contracuento de hadas


Diego Muñoz Valenzuela
CONTRACUENTO DE HADAS

Con el tiempo, el príncipe ha engordado debido a la gula, el alcoholismo y la fiesta permanente. Ahora tiene una barriga gigantesca y una papada descomunal. Las piernas raquíticas apenas son capaces de sostenerlo. Hipa constantemente, producto de una borrachera consuetudinaria. “¡Dios mío!”, se dice con amargura la infanta, “ha terminado por convertirse en un sapo, igual que al inicio”. Y concluye que la historia es circular.




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