Thomas Bernhard 
TREN DE LA MAÑANA 
Traducción de Miguel Sáenz 
Sentados en el tren de la mañana, miramos por la ventanilla precisamente cuando pasamos por el barranco al que, hace quince años, cayó el grupo de colegiales con el que íbamos de excursión a la cascada, y pensamos en que nosotros nos salvamos pero los otros, sin embargo, están muertos para siempre. La profesora que llevaba a nuestro grupo a la cascada se ahorcó inmediatamente después de la sentencia de la Audiencia de Salzburgo, que fue de ocho años de prisión. Cuando el tren pasa por ese sitio, oímos, con los gritos del grupo, nuestros propios gritos.
Thomas Bernhard
El imitador de voces 
Madrid, Alfaguara, 1999, pág. 33.
 


 
escalofriante, pero muy bueno
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