Octavio Escobar
INFESTACIÓN
— No te creo.
Vio las liendres.
— Hay que motilarlo.
— Tiene palabras que me gustan mucho.
— Tú y tus palabras— suspiró—. Úntale petróleo.
—¿Petróleo?
— Eso hice yo con los niños.
— ¿Y si se intoxica?
— Los niños no se intoxicaron.
— Son fisiologías distintas.
— Cuidas demasiados tus cuentos. Relájate.
Bajé la cabeza.
— Cepíllalo y lávalo. Cepíllalo y lávalo hasta que le salga toda la inmundicia— gritó rumbo a la cocina.
Lo hice, juro que lo hice.
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