sábado, 22 de diciembre de 2018

Jeffrey Archer / Un milagro

 


Jeffrey Archer
UN MILAGRO

"Es un milagro que haya sobrevivido", dijo el médico. "Fue la voluntad de Dios", dijo la señora Schicklgruber. "¿Cómo lo llamarás?" "Adolf", respondió ella.

A MIRACLE
by Jeffrey Archer
"It's a miracle he survived," said the doctor. "It was God's will," said Mrs Schicklgruber. "What will you call him?" "Adolf," she replied.


lunes, 17 de diciembre de 2018

Severo Sarduy / Confesión



Severo Sarduy
CONFESIÓN
¡No es cierto lo que dicen! No he matado a cien personas. Solo a unas 40, y otras 20 torturadas, es decir, 22, porque había dos niños, ahora que recuerdo.


 



viernes, 14 de diciembre de 2018

Italo Calvino / La oveja negra




Italo Calvino
LA OVEJA NEGRA

Había un pueblo donde todos eran ladrones.

A la noche cada habitante salía con la ganzúa y la linterna, e iba a desvalijar la casa de un vecino. Volvía al alba y encontraba su casa desvalijada.

Y así todos vivían en amistad y sin lastimarse, ya que uno robaba al otro, y este a otro hasta que llegaba a un último que robaba al primero. El comercio en aquel pueblo se practicaba solo bajo la forma de estafa por parte de quien vendía y por parte de quien compraba. El gobierno era una asociación para delinquir para perjuicio de sus súbditos, y los súbditos por su parte se ocupaban solo en engañar al gobierno. Así la vida se deslizaba sin dificultades y no había ni ricos ni pobres.

No se sabe cómo ocurrió pero en este pueblo se encontraba un hombre honesto. Por la noche en vez de salir con la bolsa y la linterna se quedaba en su casa a fumar y leer novelas.

Venían los ladrones, veían la luz encendida y no entraban.

Esto duró poco pues hubo que hacerle entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no permitir que los demás lo hicieran. Cada noche que él pasaba en su casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honesto no pudo oponerse. Acostumbró también a salir por las noches para volver al alba, pero insistía en no robar. Era honesto y no quedaba nada por hacer. Iba al puente y miraba correr el agua. Volvía a su casa y la encontraba desvalijada.

En menos de una semana el hombre honesto se encontró sin dinero, sin comida y con la casa vacía. Pero hasta aquí nada malo ocurría porque era su culpa: el problema era que por esta forma de comportarse todo se desajustó. Como él se hacía robar y no robaba a nadie, siempre había alguien que volviendo a su casa la encontraba intacta, la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que poco tiempo después aquellos que no habían sido robados encontraron que eran más ricos, y no quisieron ser robados nuevamente. Por otra parte aquellos que venían a robar a la casa del hombre honesto la encontraban siempre vacía. Y así se volvían más pobres.

Mientras tanto aquellos que se habían vuelto ricos tomaron la costumbre también ellos, de ir al puente por las noches para mirar el agua que corría bajo el puente. Esto aumentó la confusión porque hubo muchos otros que se volvieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.

Los ricos mientras tanto entendieron que ir por la noche al puente los convertía en pobres y pensaron -paguemos a los pobres para que vayan a robar por nosotros-. Se hicieron contratos, se establecieron salarios y porcentajes: naturalmente siempre había ladrones que intentaban engañarse unos a otros. Pero los ricos se volvían más ricos y los pobres más pobres.

Había ricos tan ricos que no tuvieron necesidad de robar ni de hacer robar para continuar siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres los robaban. Entonces pagaron a aquellos más pobres que los pobres para defender sus posesiones de los otros pobres, y así instituyeron la policía, y constituyeron las cárceles.

De esta manera pocos años después de la aparición del hombre honesto no se hablaba más de robar o de ser robados sino de ricos y pobres. Y sin embargo eran todos ladrones.

Honesto había existido uno y había muerto enseguida, de hambre.


miércoles, 12 de diciembre de 2018

Elmo Valencia / Ícaro


Elmo Valencia
ÍCARO

Ícaro comenzó a prepararse para la grande aventura. Cuando llegó el momento culminante levantó vuelo y comenzó a sondear el Universo de Cielo. Recorrió su cintura; bajó varias veces por los muslos hasta el límite de los pies; estudió con detenimiento el corazón, pues le mortificaba saber que ese órgano tan lleno de bondad y sabiduría fuera tan falsamente comprendido; atravesó la vía láctea de sus senos dejando en su pecho un resplandor de luz anaranjada. Se internó por la garganta y conoció la andrómeda de sus labios; subió hasta los dos astros de sus ojos, y allí por primera vez Cielo e Ícaro se miraron mutuamente. Le dio varias vueltas al planeta del cerebro, avanzó tal vez buscando el milagro de la vida por entre los brillantes tejidos de la carne, se cercioró de la blancura de los huesos y, finalmente, embriagado de tanta belleza, cayó en el torrente circulatorio de Cielo y allí entre la espuma del tiempo y de la sangre, quedó girando y girando hasta que Ícaro se agotó como un meteoro.



lunes, 3 de diciembre de 2018

Joaquin Filio / Zopilote


Joaquín Filio
EL ZOPILOTE

A la hora de comer, mientras cuchareamos la sopa, sus ojos nos contemplan hambrientos y aunque mamá agregue pimienta, limón o salsa, el plato que le fue servido permanece intacto.