Milan Kundera
COCHE FÚNEBRE
Yacía en un coche fúnebre grande como un camión de mudanzas. A su lado no había más que mujeres muertas. Había tantas que las puertas tenían que quedar abiertas y las piernas de algunas sobresalían.
Teresa gritaba: "¡Si no estoy muerta! ¡Si lo siento!".
"Nosotros también lo sentimos todo", reían los cadáveres.
Teresa gritaba: "¡Si no estoy muerta! ¡Si lo siento!".
"Nosotros también lo sentimos todo", reían los cadáveres.
Milan Kundera
La insoportable levedad del ser
Maxi Tusquets Editores, Ciudad de México, 2016, p. 25
Milan Kundera / Un amor muy físico
Milan Kundera / Coche fúnebre
Milan Kundera / La piscina
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