PÁJARO
A veces, un estímulo extraordinario nos restituía al mundo físico. Por ejemplo, aquella mañana, el viejo goce elemental de la lluvia. Esos lapsos eran rarísimos; todos los Inmortales eran capaces de perfecta quietud; recuerdo alguno a quien jamás he visto de pie; un pájaro anidaba en su pecho.
"El inmortal"
El Aleph
Alianza Emecé, Madrid, 1981, p. 22
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