María del Rosario Laverde
SUEÑO CUMPLIDO
Tenía todo lo necesario para ser una buena escritora. Una mamá loca, un padre muerto prematuramente, varios abusadores alrededor, una infancia llena de libros, un matrimonio fracasado y muchas historias para contar. Cuando saltó desde su ventana recordó que alguna vez una pitonisa le había dicho a su madre que seguro sería una de las grandes y ante la imposibilidad del retorno se estrelló contra el piso. Golpeada pero viva y con un gran huevo en su frente se halló al lado de su cama, aún despistada por la línea divisoria entre el sueño y la conciencia. Un sueño tan revelador como este tenía que ser una señal para cambiar su vida, se asomó a la ventana de su habitación, respiró el aire revitalizador de la mañana, tomó impulso y saltó.