Luis Gonzali
CAPITALISMO
Empezó con diez ovejas. Las cuidaba, las contaba, y cuando no las
ocupaba las guardaba en su establo. Después de un tiempo necesitó más, y para
poder comprarlas empezó a vender la lana de las que ya tenía. Después de varios
meses de mucho trabajo llegó a tener cincuenta. Por supuesto, tuvo que
construir un establo más grande, invertir en infraestructura para trasquilarlas
y en un par de pastores para cuidarlas.
Sus vecinos empezaron a verlo con celo y envidia y él empezó a dudar de ellos. Es por eso que también invirtió en vigilancia: rejas electrificadas, cámaras de circuito cerrado, guardias de seguridad.
Sus vecinos empezaron a verlo con celo y envidia y él empezó a dudar de ellos. Es por eso que también invirtió en vigilancia: rejas electrificadas, cámaras de circuito cerrado, guardias de seguridad.
Cuando llegó a tener doscientas, desconfiaba incluso de sus empleados. Es por
eso que empezó a hacer guardias nocturnas. Escopeta en mano y con la convicción
de que nunca perdería a ninguna, vigilaba escondido entre los arbustos: nunca
nadie le iba a robar a las ovejas que contaba para dormir, aunque las tuviese
que vigilar personalmente, aunque le costara el sueño de todas las noches.
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