miércoles, 11 de julio de 2012

James Thurber / El búho que era Dios


Picasso
El Gran Búho de las Nieves
James Thurber
EL BÚHO QUE ERA DIOS

En una noche oscura, un búho se erguía sobre la rama de un roble mientras dos topos intentaban escabullirse sin ser descubiertos.
  «¡Vosotros!» Dijo el búho. «¿Quién?» Dijeron ellos temblando de miedo y estupefacción, ya que les parecía increíble que alguien pudiera verlos en esa tupida oscuridad. «¡Vosotros dos!» Dijo el búho. Los topos se alejaron corriendo y contaron al resto de las criaturas del campo y del bosque que el búho era el más grande y sabio de todos los animales, ya que podía ver en la oscuridad y responder cualquier pregunta.
   «Ya veremos,» dijo una paloma; y una noche, cuando volvió a estar muy oscuro, hizo una visita al búho. «¿Cuántos dedos tengo levantados?» Preguntó la paloma. «Dos,» dijo el búho, y era la respuesta correcta. «¿Cuál es el animal que tiene silla y no se puede sentar?» «El caballo,» respondió el búho. «¿Quién vence al tigre y al león, vence al toro más bravío, vence a señores y reyes y a todos deja vencidos?» «El sueño,» contestó el búho.
   La paloma se apresuró a volver con el resto de criaturas y les informó de que, efectivamente, el búho era el animal más grande y sabio del mundo, puesto que podía ver en la oscuridad y responder cualquier pregunta. «¿También puede ver durante el día?» preguntó un zorro. «Eso,» se unieron un lirón y un caniche. «¿También puede ver durante el día?» Todas las otras criaturas se rieron a carcajadas ante esta pregunta tan tonta, se abalanzaron sobre el zorro y sus amigos y los expulsaron de la región. Después enviaron un mensajero al búho y le pidieron que se convirtiera en su cabecilla.
  Cuando el búho se presentó entre los animales, era mediodía y el sol brillaba intensamente. Caminó muy despacio, lo cual le daba una apariencia de gran dignidad, y miraba fijamente a su alrededor con sus grandes ojos, lo cual le daba un aire de enorme importancia. «¡Es Dios!» exclamó una gallina. Y los demás se unieron al grito de «¡Es Dios!» Así que lo seguían dondequiera que fuese y, si se chocaba contra algo, ellos también lo hacían. Al final llegó a una carretera, se puso a caminar por el medio y todas las criaturas lo siguieron. En ese momento, un halcón que hacía las veces de guía observó un camión que se dirigía hacia ellos a ochenta kilómetros por hora, de lo cual dio parte a la paloma, quien a su vez informó al búho. «Se avecina un peligro,» dijo la paloma. «¿Y bien?» dijo el búho. La paloma mensajera le preguntó «¿No tienes miedo?» «¿Quién?» dijo el búho con calma, puesto que no podía ver el camión. «¡Es Dios!» gritaron todas las criaturas una vez más, y todavía seguían repitiéndolo cuando el camión los alcanzó y los atropelló a todos. Algunos de los animales sufrieron solo algunas lesiones, pero la mayoría de ellos, incluyendo el búho, habían muerto.
   Moraleja: Demasiada gente se deja engañar demasiadas veces y durante demasiado tiempo.


Picasso


The Owl Who Was God
by James Thurber

Once upon a starless midnight there was an owl who sat on the branch of an oak tree. Two ground moles tried to slip quietly by, unnoticed. "You!" said the owl. "Who?" they quavered, in fear and astonishment, for they could not believe it was possible for anyone to see them in that thick darkness. "You two!" said the owl. The moles hurried away and told the other creatures of the field and forest that the owl was the greatest and wisest of all animals because he could see in the dark and because he could answer any question. "I’ll see about that, "said a secretary bird, and he called on the owl one night when it was again very dark. "How many claws am I holding up?" said the secretary bird. "Two," said the owl, and that was right. "Can you give me another expression for ‘that is to say’ or ‘namely’?" asked the secretary bird. "To wit," said the owl. "Why does the lover call on his love?" "To woo," said the owl.
   The secretary bird hastened back to the other creatures and reported that the owl indeed was the greatest and wisest animal in the world because he could see in the dark and because he could answer any question. "Can he see in the daytime, too?" asked a red fox? "Yes," answered a dormouse and a French poodle. "Can he see in the daytime, too?" All the other creatures laughed loudly at this silly question, and they set upon the red fox and his friends and drove them out of the region. They sent a messenger to the owl and asked him to be their leader.
   When the owl appeared among the animals it was high noon and the sun was shining brightly. He walked very slowly, which gave him an appearance of great dignity, and he peered about him with large, staring eyes, which gave him an air of tremendous importance. "He’s God!" screamed a Plymouth rock hen. And the others took up the cry "He’s God!" So they followed him wherever he went and when he bumped into things they began to bump into things, too. Finally he came to a concrete highway and he started up the middle of it and all the other creatures followed him. Presently a hawk, who was acting as outrider, observed a truck coming toward them at fifty miles an hour, and he reported to the secretary bird and the secretary bird reported to the owl. "There’s danger ahead," said the secretary bird. "To wit?" said the owl. The secretary bird told him. "Aren’t you afraid?" he asked. "Who?" said the owl calmly, for he could not see the truck. "He’s God!" cried all the creatures again, and they were still crying "He’s God" when the truck hit them and ran them down. Some of the animals were merely injured, but most of them, including the owl, were killed.
Moral: You can fool too many of the people too much of the time.


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