Hermann Hesse
UNA SEÑORA JOVEN Y GUAPA
Estaba yo solo en casa; mi tía había salido y llamaron a la puerta, y cuando abrí me hallé ante una señora joven y muy guapa, y al preguntarme ella por el señor Haller, la reconocí: era la de la fotografía de su cuarto. Le mostré la puerta y me retiré; ella permaneció arriba un rato, pero pronto los oí bajar la escalera los dos juntos y salir animados y muy contentos conversando de buen humor. Me extrañó mucho que el anacoreta tuviese una querida, y tan joven, guapa y elegante, y todas mis suposiciones sobre él y su vida se me volvieron otra vez confusas. Pero antes de una hora tornó él a casa, solo, con su paso pesado y triste, subió penosamente la escalera y estuvo largas horas en su gabinete, paseando despacio de un lado a otro, exactamente lo mismo que un lobo en su jaula; toda la noche, casi hasta por la mañana, hubo luz en su cuarto.
Hermann Hesse
El lobo estepario