Ana Sofía Posada Vélez
EL MONSTRUO QUE
NO HABITABA DEBAJO DE MI CAMA
El monstruo que yo veía todas las noches no se escondía debajo de mi cama ni el clóset. Su intención no era asustarme ni hacerme daño; él solamente quería pasar un rato conmigo. Y, por esto, entraba en mi cuarto. Era de madrugada en El Bolo y, como todas las noches, me había despertado aquel terrible sonido, aquel que me atormentaba desde que era pequeña y que solo me hacía recordar horribles momentos. El tintineo de las llaves y el sonido de la puerta me hicieron saber que la historia volvía a empezar; mi padre ya estaba en casa.