viernes, 26 de junio de 2015

Harold Kremer / El leopardo



Harold Kremer
BIOGRAFÍA
El leopardo

Parado en la ventana, tras la cortina, observaba jugar a Pedro, Camilo y Fercho. Los miraba escondido porque se burlaban de mí. “Eres un mariquita”, decían. Con el tiempo supe que no los necesitaba. Tenía conmigo al leopardo. Dormía a mi lado y cuando mamá entraba al cuarto decía que olía a porquería. Mi leopardo desaparecía y volvía en las noches. Lo alimentaba con pollos y carne que robaba del refrigerador. Papá empezó a quejarse por la desaparición de la comida pero mi leopardo crecía y necesitaba alimentarse. Mamá no volvió a surtir la nevera y una noche apenas pude darle papas y tomates. El leopardo se ponía de mal humor y no me dejaba dormir. “Anoche escuché ruidos en tu cuarto”, dijo un día papá acariciando mi cabeza. Desde mis ojos el leopardo lo miraba. “De ahora en adelante vamos a comer en la calle, jovencito”, dijo oliéndose la mano. “Y lávate bien la cabeza”.

El leopardo llevaba dos días sin comer y se paseaba por mi cuarto como si estuviera enjaulado. Quise hacer mis tareas y encontré la gorra que le había robado a Pedro. Se la acerqué, la olió y me miró. Le abrí la ventana y salió.

Así fueron desapareciendo mis amigos. La policía cree que el asesino es un hombre comeniños. Cuando se enteren de todo y vengan a mi cuarto cerraré los ojos y dejaré que los ataque.



jueves, 18 de junio de 2015

Harold Kremer / La casa

Pájaro mecánico
Jim y Tori
Harold Kremer
BIOGRAFÍA
La casa


—Otra vez aquí —dijo la abuela—. Ven.

Cada vez que soñaba la abuela me llevaba por la casa, señalaba las puertas de los cuartos y decía:

—Aquí vive tu bisabuelo, aquí tu hermano José, aquí Salvico, aquí... Y así, en cada sueño, la casa crecía con los cuartos de mis antepasados.

Alguna vez pregunté por uno de los nombres y la abuela me dijo:

—Es el bisabuelo de tu abuelo.

Esta noche recorrimos la casa entera, repasamos los nombres y llegamos a un cuarto nuevo. Miré a la abuela. Me dijo:

—Este es tu cuarto.


lunes, 15 de junio de 2015

Harold Kremer / La huida

Let's Carry the Flowers,1998
Yayoi Kusama

Harold Kremer
BIOGRAFÍA
La huida

Leonelia Arana se sentó en uno de los asientos del corredor que daba al patio.

Eran las cinco de la mañana y ya era hora de que prendiera el carbón para preparar las arepas, pero siguió sentada mirando sobre el palo de mango la llegada del amanecer. Tampoco preparó el chocolate. Cuando su marido y sus hijos despertaron les dijo que estaba enferma y que comieran cualquier cosa en la calle. Y siguió mirando el palo de mango. Le preguntaron que sucedía y no contestó. Le ofrecieron una aspirina y no la aceptó. A las siete, cansados de preguntarle, se marcharon al trabajo.

Sólo cuando estuvo segura de que partieron Leonelia se levantó, se vistió, hizo una pequeña maleta, cerró la casa, tiró la llave a la basura y fue a la estación.

Allí se subió al primer tren que pasó y nunca más volvieron a saber de ella.



jueves, 11 de junio de 2015

Harold Kremer / Mutación




Harold Kremer
BIOGRAFÍA
MUTACIÓN

Yo no quería venir a pedirle que se callara. Desde mi habitación alcancé a oír sus gritos y golpes y me dije que estaba en todo su derecho. A veces suceden cosas como éstas. A lo mejor usted ha tenido un sueño de aquellos de los que nunca queremos despertar, ya que al hacerlo encontramos otra vez la melancólica realidad en nuestra habitación. Nos atrevimos a entrar porque los gritos parecían por fuera de lo normal. Ha sido difícil romper la cerradura y luego invadir su habitación, pero cuando vimos el desorden tuvimos el suficiente coraje para entrar. Le repito: está en su derecho y nadie puede impedirle que grite. Usted, estoy casi seguro, cree que no puede dejar escapar de sus manos aquella imagen tan bella y placentera que acaba de soñar, pero desafortunadamente su sueño ha culminado y nosotros, algunos sin afeitar, somos la realidad junto con su pierna amputada. Su muleta está a un paso de usted, al lado de la cama.


lunes, 8 de junio de 2015

Harold Kremer / Mediodía



Harold Kremer
BIOGRAFÍA
MEDIODÍA

La isla a mediodía es insoportable. El calor y la humedad de la celda calan los huesos. Todos los habitantes estamos en un sopor que dura hasta las tres de la tarde cuando ha descendido un poco el sol. Esa es la hora escogida por el alcaide para las ejecuciones. Desde mi ventana alcanzo a divisar parte del camino que recorren los condenados. Generalmente son dos los que avanzan, custodiados por diez guardianes. Aquí nadie se preocupa por eso y hasta los mismos condenados parece que facilitan la labor de los verdugos. Algunos dicen que son criminales peligrosos con más de cinco muertos encima. Llegan hasta los acantilados y allí los fusilan. Luego los tiran al mar para cebar los tiburones que rodean la isla. Cuando los guardianes regresan me siento nuevamente a escribir. Sé que algún día vendrán a llevarme a pasear y que desde mi ventana me veré en dirección a los acantilados de la muerte y que otro recluso forjará la ilusión de que soy un criminal peligroso con más de cinco muertos encima.






domingo, 7 de junio de 2015

Luis Fayad / Reencuentro con una mujer




Luis Fayad
Reencuentro con una mujer 
La mujer le dejó saber con la mirada que quería decirle algo. Leoncio accedió, y cuando ella se apeó del bus él la siguió. Fue tras ella a corta pero discreta distancia, y luego de alejarse a un lugar solitario la mujer se volvió. Sostenía con mano firme una pistola. Leoncio reconoció entonces a la mujer ultrajada en un sueño y descubrió en sus ojos la venganza.

–Todo fue un sueño –le dijo–. En un sueño nada tiene importancia.

La mujer no bajó la pistola.

–Depende de quién sueñe.


 Luis Fayad / Un personaje en apuros

miércoles, 3 de junio de 2015

Triunfo Arciniegas / Susana


Triunfo Arciniegas
Biografía
SUSANA

No es viejo pero la desilusión ha dejado su sello. Veíamos el noticiero del mediodía en un bar de la avenida 19 y la frase de un político nos hizo reír. Es tal el cinismo de estos desgraciados. Intercambiamos unas cuantas frases y, como no teníamos nada que hacer, resultamos conversando. De pronto, suelta una frase que me encanta: "Llega cuando tantos deseos me han abandonado". Y menciona su nombre, con la mirada fija en la luz de calle: "Susana Rosas". Nunca fueron novios ni nada parecido. Pero hizo casi todo pensando en ella. Tuvo una fábrica de zapatos y la abandonó. Recorrió el mundo hasta el hastío. Se casó y se divorció. Nunca tuvo hijos, pero siempre pensó que con ella no lo habría dudado. No dice más. Sé que no se le ha acabado el cuento porque es infinito. Esa mujer navegará en su sangre hasta el fin de sus días. Nunca fue el objeto de sus besos pero tampoco la víctima de sus espinas. Siento necesidad de decirle algo, pero no consigo redondear una frase. No quiero ofenderlo. Quiero decirle una verdad sin restregarle el hecho de que toda su vida ha sido un imbécil. En vez de eso, pregunto si Susana Rosas todavía es bonita. No me responde. "Tuvo tres hijos con un policía". En otro contexto, la frase me haría reír. "Le dije que no", dice. Y se ríe. Pero no hay gozo en su risa. Repito la frase del político y reímos.



lunes, 1 de junio de 2015

Daphne du Maurier / Cuerpos



Daphne du Maurier
CUERPOS

Contempló los cuerpos de los pájaros y se le ocurrió que, si los apilaba uno encima de otro sobre los alféizares de las ventanas, constituirían una protección adicional para el siguiente ataque. No mucho, tal vez, pero algo sí. Los cadáveres tendrían que ser desgarrados, picoteados y apartados a un lado, antes de que los pájaros vivos pudiesen afianzarse en los alféizares y atacar los cristales. Se puso a trabajar en la oscuridad. Era ridículo; le repugnaba tocarlos. Los cadáveres estaban todavía calientes y ensangrentados. Las plumas estaban manchadas de sangre. Sintió que se le revolvía el estómago, pero continuó con su trabajo. Se dio cuenta, con horror, de que todos los cristales de las ventanas estaban rotos. Sólo las tablas habían impedido que entraran los pájaros. Rellenó los cristales rotos con sangrantes cuerpos de los pájaros.


Daphne du Maurier / Los pájaros